jueves, septiembre 30, 2004

-Mi navío espacial es pequeño para los cuatro. Es mejor que sólo uno de ustedes venga conmigo.
-Eso no plantea ninguna dificultad -apuntó Detteras-. La nave del Departamento servirá perfectamente, tiene suficiente espacio para todos.
-Otra cosa todavía -añadió Gersen-. Tengo urgentísimos negocios que resolver en un inmediato futuro. Lamento molestarles; pero insisto en que tenemos que partir hoy mismo.
Se produjo una vigorosa y general protesta. Los tres manifestaron hallarse ligados a citas, compromisos y asistencia a diversos comités y conferencias.
Gersen mostró abiertamente su temperamento.
-Caballeros, ya han gastado bastante tiempo, yo he percibido demasiado del mío y debo conminarles a salir hoy o llevar el archivo a otra parte o destruirlo definitivamente. Es mi última palabra.
Observó con atención los rostros de sus tres posibles enemigos, confiando que Malagate pudiera revelarse de algún modo. Warweave le miró, Kelle le examinó como si se tratase de un chiquillo insubordinado y Detteras sacudió la cabeza malhumorado. Se produjo un momento de silencio. ¿Quién sería el primero en estar de acuerdo, a pesar de su reluctancia en hacerlo?

Jack Vance "El rey estelar"

miércoles, septiembre 29, 2004

Gersen miró un rostro y después el otro, desde Detteras hasta Warweave.
-¿Se ha establecido ya quién de ustedes apoyó la exploración de Teehalt?
-¿Qué importa eso? -respondió Warweave-. Su interés por el dinero es evidente. -Y miró a sus colegas-. Cualquiera que haya sido no quiere descubrirse. De todos modos sepa que la situación continúa siendo la misma.
-Es algo que no tiene importancia -intervino Detteras-. Vamos, señor Gersen, hemos decidido hacerle una oferta sustanciosa...
-¿Cuánto?
-Unos cinco mil UCL.
-Ridículo. Se trata de un mundo excepcional.
-Usted no lo conoce -señaló Warweave-. No estuvo allí, o así nos lo dijo.
-Ustedes ya vieron las fotografías -replicó Gersen.
-Exactamente -respondió Kelle-. No hemos visto nada más. Las fotografías pueden trucarse. Estoy en contra de pagar nada sólo a la vista de las fotografías.
Y la discusión continuó durante una hora con Gersen cada vez más impaciente. Se acordó depositar 100,000 UCL como garantía de la operación y precio de la venta una vez consideradas las características del mundo en cuestión.
Concretada la operación, se llamó a la Oficina de Acciones y Contratos de Avente y los cuatro hombres se identificaron. El contrato se redactó legalmente. Una segunda llamada al Banco General de Alphanor estableció el aval.
Los tres administradores se retreparon en sus asientos inspeccionando a Gersen quien, a su vez, escrutaba a cada uno con la mayor atención.
-Iré -dijo Warweave-. Tendré un verdadero interés en ir personalmente.
-Yo estaba a punto de ofrecerme voluntario también -insinuó Detteras.
-En tal caso -dijo Kelle-, yo podría acompañarles en el viaje. Ya estoy demasiado comprometido para cambiar de idea.
Gersen sintió una profunda frustración. Había esperado que Malagate -quienquiera que fuese de los tres-, se hubiera ofrecido espontáneamente de una forma que le hubiera desenmascarado. Todos sus planes habían caído por la borda. Si los tres iban al planeta de Teehalt, la identificación de Malagate tendría que depender de nuevas circunstancias. Y mientras, la suerte de la pobre Pallis tendría que aguardar.

Jack Vance "El rey estelar"

martes, septiembre 28, 2004

La aurora se estendió por Avente. Rígel expandía su brillante luz matutina desde las colinas Catilina a través de un gran banco de nubes. Gersen puso el despertador y tomó un par de píldoras soporíferas, para descansar un par de horas y se metió en la cama.
Se levantó deprimido y más desmoralizado que antes. El tiempo había pasado y nadie tendría noticias de la pobre Pallis. Ordenó que le subieran café y no quiso comer nada. Se acercaba la hora de la cita con Detteras, Warweave y Kelle.

Jack Vance "El rey estelar"

lunes, septiembre 27, 2004

Gersen se vistió,bajo el constante reproche de un enfermero. Tenía las rodillas débiles y su cabeza flotaba en una especie de dolor generalizado. En sus oídos aún zumbaba el efecto de las drogas que le habían administrado.
Un elevador le dejó al nivel de una estación de ferrocarril subterráneo y mientras se trasladaba rápidamente, sobre la plataforma, trató de coordinar un plan de acción eficaz. Una frase le machacaba repetidamente el cerebro: Pobre Pallis, pobre Pallis, como si un insecto le atravesara el cráneo.
Sin ningún plan mejor por el momento, entró en una cápsula exprés y se dirigió a la estación existente bajo la explanada. Salió al exterior; pero en lugar de dirigirse al coche deslizante tomó asiento en un restaurante y pidió café.
Ahora estará en pleno espacio -se dijo para sí mismo-. Y es por culpa mía, sólo por mi culpa. Porque tenía que haber previsto tal eventualidad. Pallis Atwrode conocía muy bien a Warweave, Kelle y Detteras, les veía a diario y escuchaba cualquier habladuría que les concerniese a cada instante. Malagate el Rey Estelar, Malagate el Funesto era uno de los tres hombres, y Pallis, evidentemente tenía el conocimiento que junto a las indiscreciones de Suthiro hacían que el incógnito de Malagate resultase inseguro. De aquí que ella tuviese que ser puesta fuera de circulación. ¿Asesinada? ¿Vendida como esclava? ¿Tomada por el criminal Dasce para su uso personal? Era horrible... pobre Pallis, pobre Pallis...

Jack Vance "El rey estelar"

domingo, septiembre 26, 2004

Recobró el conocimiento y por unos instantes yació en su cama pensando. Después hizo un esfuerzo para levantarse.
Los asistentes internos tuvieron cuidado de volverlo a acostar; pero Gersen adoptó una postura furiosa e irracional.
-¡Mis ropas! -rugió-. ¡Denme mis ropas!
-Están seguras en el armario, señor. Relájese y siga acostado, por favor. Aquí se halla el oficial de policía, que le tomará declaración.
Gersen dejó hacer, enfermo de preocupación. El investigador de la policía se aproximó, un joven oficial vistiendo el uniforme amarillo marrón y las botas negras de la Comisaría de la Provincia del Mar. Se dirigió a Gersen educadamente, se sentó y abrió la caja de lentes registradoras.
-Bien, señor, díganos ahora qué ha ocurrido.
-Había salido a pasear con una joven, la señorita Pallis Atwrode, de Remo. Cuando volvíamos al coche, fui golpeado y no sé qué habrá podido ocurrirle a la señorita Atwrode. Lo último que recuerdo es que ella luchaba por desasirse de uno de los hombres que nos atacaron.
-¿Cuántos había?
-Dos. Les reconocí. Sus nombres son Hildemar Dasce y un tipo conocido por Suthiro, un sarkoy. Ambos hombres vienen de Más Allá.
-Sí, ya comprendo. La dirección y el nombre de la señorita, por favor.
-Pallis Atwrode, apartamentos Merioneth, en Remo.
-Comprobaremos inmediatamente que no haya vuelto a su casa. Y ahora, señor Gersen, continúe.
Con voz cansada y dificultosa, gersen le dio una detallada información del ataque y describió meticulosamente a Dasce y a Suthiro. Mientras hablaba, llegó un informe de ls Comisaría General: Pallis no había vuelto a su apartamento. Se hallaban bajo vigilancia las carreteras, y las terminales de las líneas aéreas y espaciales. Se había dado cuenta a la PCI.
-Y ahora, señor -preguntó el oficial con voz neutra-, ¿puedo preguntarle qué negocios le retienen aquí?
-Soy un prospector.
-¿Cuál es la naturaleza de su asociación con esos dos individuos?
-Ninguna. Les vi una vez, mientras trabajaba en el planeta Smade. Aparentemente me consideran como a un enemigo. Creo que forman parte de la organización de Malagate.
-Resulta extraño que cometieran una acción tan desvergonzada. De hecho ¿cómo es que no le mataron?
-No lo sé.

Jack Vance "El rey estelar"

sábado, septiembre 25, 2004

A medianoche un grupo de gente joven llegó riendo y cantando al área de aparcamiento. El joven que tropezó con el cuerpo de Gersen cayó al suelo y soltó una maldición.
El grupo se reunió a su alrededor, uno de ellos corrió a su vehículo y presionó el botón de llamada de urgencia y dos minutos más tarde un ingenio de la policía descendió del cielo y, momentos más tarde, llegó una ambulancia.
Gersen fué conducido a un hospital, donde fue tratado por contusiones de cierta gravedad y shock.

Jack Vance "Los príncipes demonio: El rey estelar"

jueves, septiembre 23, 2004

-Las uñas de sus dedos están tan afiladas como navajas de afeitar; cada uno es como la cabeza de una serpiente.
Suthiro pareció satisfecho, como si hubiera recibido el mejor de los cumplidos. Silbó algo incomprensible, se volvió de espaldas marchándose y confundiéndose con la multitud.
Pallis pareció relajarse algo y se retrepó en su asiento. Con voz incierta dijo a Gersen:
-Lo siento, no tengo el espíritu aventurero que yo suponía.
-Yo sí que lo lamento de veras -dijo Gersen, sinceramente contrito-. Nunca debí invitarte a venir conmigo.
Se sentaron en su vehículo. Gersen vaciló un instante y rodeó el cuerpo de la chica con sus brazos y la besó. Tras él se vislumbró un imperceptible movimiento. Gersen se volvió a tiempo de mirar la espantosa cara pintada de rojo sangre de Hildemar Dasce y sus mejillas redondeadas de azul. El brazo de Dasce se abatió sobre él y un peso enorme le hizo perder el conocimiento por un instante, como si un trueno hubiese explotado en su cráneo. Vaciló y cayó de rodillas. Dasce se inclinó sobre él, y Gersen aún pudo intentar echarse a un lado; entonces vio a Suthiro gesticulando como una hiena rabiosa con sus manos en el cuello de Pallis. Dasce golpeó otra vez y todo el mundo se ensombreció en su cerebro. Gersen tuvo tiempo, en una fracción de segundo de amargo reproche, de comprender lo sucedido, antes de que otro mazazo extinguiera en él todo rastro de conciencia.

Jack Vance "El rey estelar"

miércoles, septiembre 22, 2004

-No me lo has contado todo -dijo Pallis con voz reflexiva.
-Por supuesto que no -respondió Gersen-. De hecho, no quiero mezclarte en absoluto en mis problemas, Pallis.
-No me siento implicada. Y de ser así ¿qué tiene de particular? Estamos en Avente de Alphanor, una ciudad civilizada en un planeta civilizado.
Gersen dejó escapar una sonrisa sardónica.
-Ya te dije que otras personas están muy interesadas en mi planeta. Bien, esos otros son piratas y comerciantes de esclavos, tan depravados como desea tu romántico corazón. ¿Has oído hablar alguna vez de Attel Malagate?
-¿Malagate el Funesto? Sí.
-Es casi cierto que cualquier sistema espía nos esté observando. Ahora mismo incluso. A cada instante. Y al otro extremo del circuito posiblemente esté el propio Malagate.
Pallis se movió incómoda, mirando con ojos escrutadores el cielo.
-¿Quieres decir que Malagate puede estar observándome? Es algo que me produce escalofríos, Kirth...
Gersen miró a la derecha y después a la izquierda y se quedó mirando fijamente. A dos mesas de distancia estaba sentado Suthiro, el envenenador sarkoy. Gersen sintió una punzada en el estómago.

Jack Vance "El rey estelar"

martes, septiembre 21, 2004

Happy birthday to me,
happy birthday to me,
happy birthday dear rheinrl
happy birthday to me...

lunes, septiembre 20, 2004

-Pero eso parece una deducción demasiado rebuscda -objetó Pallis.
-No tanto como la evolución convergente. Es un hecho evidente que los Reyes Estelares existen: una raza no antagónica; pero tampoco amistosa. A los hombres no les es permitido visitar Ghnarumen, o como quiera que se pronuncie esa palabra. Los Reyes Estelares nos dicen solamente lo que cuidan de decir estrictamente y envían observadores, espías, si lo prefieres, a todas partes a través de todo el Oikumene. Es muy posible que haya ahora una docena de Reyes Estelares aquí mismo, en Avente.

Jack Vance "El rey estelar"

domingo, septiembre 19, 2004

Los proto Reyes Estelares sufren un retroceso; pero conservan su paciencia hereditaria, al propio tiempo que sus armas más importantes: la fuerza competitiva y la flexibilidad biológica. Los hombres han probado ser superiores a ellos; el competir con los hombres les hace adoptar la semejanza humana.
La guerra continúa y los Reyes Estelares admiten, muy secretamente, que ciertos mitos describen estas guerras.
Se hace precisa otra presunción. Los viajeros del espacio vuelven hace unos cincuenta mil años y llevan con ellos a los terrestres evolucionados hacia la Tierra y entre ellos a algunos Reyes Estelares, ¿quién sabe? Y así es cómo la nueva raza de hombres Cro-Magnon aparece en Europa.
En su propio planeta, los Reyes Estelares, son, al fin, más parecidos a los humanos que los hombres y prevalecen; los verdaderos hombres son destruidos, los Reyes Estelares están en la cúspide del dominio y permanecen hasta hace cinco mil años. Los hombres de la Tierra descubren la interfisión. Cuando se aventuran sobre Ghnarumen quedan atónitos al encontrar criaturas con la exacta semajanza a ellos mismos: son los Reyes Estelares.

Jack Vance "El rey estelar"

sábado, septiembre 18, 2004

Todo esto son especulaciones, por supuesto, y lo que sigue después en su historia lo es igualmente, aun con una base teórica más débil. Pero imaginemos ahora que cualquier raza capacitada estuviese en condiciones de viajar por el espacio y visitar la Tierra. Pudo haber sido el pueblo que dejó en ruinas en los planetas del sistema de la estrella Fomalhaut, o los hexadeltas, o quien fuese el que talló el monumento Cliff en Xi, de Pupis Diez.
Suponemos que tal pueblo, viajero del espacio, llegó a la Tierra hace cien mil años. Supongamos que pudieron capturar a los elementos de alguna tribu de hombres Neanderthal del musteriense y por alguna razón les llevaron a Ghnarumen, mundo de los proto Reyes Estelares. Allí se produce una situación de desafío entre ambas partes. Los hombres son más peligrosos entonces, con mucho, frente a los Reyes Estelares, que sus recién derrotados enemigos. Los hombres son inteligentes, pacientes, hábiles con sus manos, rudos y agresivos. Bajo la presión del entorno circundante, los hombres evolucionan hacia un tipo diferente: se vuelven más ágiles, más rápidos de cuerpo y mente que sus predecesores de Neanderthal.

Jack Vance "El rey estelar"

viernes, septiembre 17, 2004

-Eso recuerda bastante bien a los primitivos protohumanos de la vieja Tierra -comentó Pallis.
-Nadie tiene la seguridad -continuó Gersen-. Pero al menos hay una cosa cierta: no son humanos. Lo que saben los Reyes Estelares no lo dicen jamás a nadie. Bien; tales bípedos diferían de los protohumanos en diversos aspectos: eran biológicamente mucho más flexibles, capaces de transmitir los caracteres adquiridos. En segundo lugar, no son bisexuales. El cruce de fertilizaión se produce por medio de esporas emitidas por la respiración, ya que cada individuo es macho y hembra al propio tiempo, y los jóvenes se desarrollan como una especie de capullo, como los gusanos de seda, en las axilas de los adultos. Quizá la falta de diferenciación sexual haga que los Reyes Estelares estén desprovistos de vanidad física. Su instinto fundamental es vencer, la urgencia de sobrepasar a las demás criaturas, sobrevivir a costa de quién sea y cómo sea. La flexibilidad biológica unida a una rudimentaria intelgencia les proveía de medios para alcanzar sus ambiciones y comenzaron a multiplicarse en criaturas que pudieron superar a sus competidores, menos dotados de recursos.

Jack Vance "El rey estelar"

jueves, septiembre 16, 2004


-Obtendrás una respuesta distinta, cada vez que preguntes. Hace un millón de años, más o menos, el planeta Lambda Tres de la Grulla, o Ghnarumen (tendrás que toser a través de la nariz para conseguir pronunciarlo aproximadamente), se encontraba habitado por una especie de criaturas bastante extrañas y de horrible aspecto. Entre ellas, había unos pequeños seres bípedos anfibios desprovistos de medios naturales para sobrevivir, excepto una extremada sensibilidad y capacidad para esconderse en el barro. Deberían de tener el aspecto de pequeños lagartos o focas sin pelo... Las especies citadas se enfrentaron con la extinción media docena de veces; pero unos cuantos individuos consiguieron sobrevivir y continuar y de algún modo subsistir con los residuos de otras criaturas más salvajes, más astutas, más ágiles, mejores nadadores y brincadoras, incluso mejores recolectores de residuos que ellos mismos. Los proto Reyes Estelares tenían solamente la ventaja física: autoconciencia, sentido de la competencia y el frenético deseo de permanecer vivos, cualquiera que fuese el medio.

Jack Vance "El rey estelar"

miércoles, septiembre 15, 2004

-Y ahora -dijo Pallis inclinándose hacia él- háblame de Más Allá. Y no te preocupes porque pueda asustarme, ya que me gusta de vez en cuando sufrir alguna emoción fuerte. O mejor, háblame de ti mismo.
-La casa de Smade en el planeta Smade es un buen sitio para empezar -dijo Gersen-. ¿Estuviste alguna vez allí?
-Por supuesto que no. Pero he oído hablar de ella.
-Es un pequeño planeta, apenas habitable en medio del infinito: todo es montañas, viento, tormentas y un mar negro como la tinta. El Refugio es el único edificio del planeta. A veces está todo ocupado por gente diversa, y otras sólo permanecen el propio Smade y su familia durante semanas sin fin. Cuando llegué, el único huésped era un Rey Estelar.
-¿Un Rey Estelar? Yo tenía entendido que se disfrazaban siempre como hombres.
-No es cuestión de disfraz. Son hombres. Casi, al menos.
-Yo nunca he comprendido nada relativo a los Reyes Estelares. ¿Cómo son, de todos modos?
Gersen hizo una mueca ambigua.

Jack Vance "El rey estelar"

martes, septiembre 14, 2004

Pallis vino a unirse a él junto a la barandilla. Se había tintado de un delicioso verde oliva para estar más hermosa, con una sutil pátina de oro y los cabellos recogidos en un moño bajo un gracioso sombrerito oscuro. Sonrió ante la mirada aprobatoria de Gersen.
-Vámonos a Avente y nos sentaremos en la explanada. Yo nunca me canso de ver pasar la gente.
A Gersen le pareció excelente. Subieron al coche deslizante y pusieron rumbo al norte. Pallis fue charlando sobre ella misma, su trabajo, sus opiniones, planes y esperanzas.
Llegaron a su destino, aparcaron el deslizador y pasearon a lo largo de la explanada, hasta elegir una mesa frente a uno de los numerosos cafés y se sentaron, observando a la gente. Más allá se extendría el oscuro océano, con el cielo gris índigo en el que sólo se advertía una suave pincelada de color naranja; señalaba el paso de Rígel.
La noche era tibia, y gente de todos los mundos del Oikumene pasaba frente a ellos. El camarero les trajo sendos vasos de ponche. Gersen comenzó a saborearlo despacio y su tensión se relajó.

Jack Vance "El rey estelar"

sábado, septiembre 11, 2004

El enorme resplandor de Rígel lucía ya bajo el horizonte. Muy cerca, en el puerto conformado por dos embarcaderos, un centenar de yates y navíos diversos se hallaban amarrados; poderosos yates de recreo, embarcaciones de vela para deporte y pesca en alta mar y submarinos de casco transparente, además de un buen número de acuaplanos impulsados por motores de reacción con los que lanzarse a velocidades de locura a través de las olas. Gersen se hallaba de un talante complejo, confuso. Sentía el latir acelerado de su corazón ante la promesa de una noche con una bella muchacha, sensación que no había conocido en muchos años. Se añadía además la melancolía propia del crepúsculo, que en aquel momento era realmente bellísimo: el cielo refulgía de un color malva y azul verdoso, salpicado por un banco de nubes de color naranja y magenta. No era la belleza lo que proporcionaba a Gersen aquella melancolía, sino más bien la quietud en que se desvanecía poco a poco la luz diurna... Otro tipo de melancolía se añadía, diferente y con todo similar, que Gersen percibía en la gente que se movía alegre a su lado. Era graciosa y fácil, no herida todavía por la fatiga, el miedo y el dolor que existían en mundos remotos. Gersen les envidiaba su despego, su despreocupación y habilidad social. Sin embargo, ¿se cambiaría de lugar por cualquiera de aquellas personas? Difícilmente.

Jack Vance "El rey estelar"

viernes, septiembre 10, 2004

-Cuanto más restringida sea la disciplina de una forma de arte, más subjetivos serán los criterios del gusto. En otra categoría, consideremos ahora a los Reyes Estelares: criaturas no humanas, llevadas por su psique a excelencias sobrehumanas, literalmente hablando. Han de verse obligadas a entrar en un campo reservado, ya que no existe matriz humana para su educación simbólica.

Jack Vance "El rey estelar"

domingo, septiembre 05, 2004

Hasta ayer recuperé -temporalmente- mi pc. Hablé a soporte técnico de hewlett packard y me dijeron que la llevara al centro de servicio en esta ciudad para que le cambiaran el disco duro y el floppy. Duró como una semana, me la regresaron y le falló otra vez el floppy, además de que no me agarró el teclado. La volví a llevar, la volví a traer. Me prestaron un teclado por mientras configuran el mío, que porque aquél es para windows me, y ahora mi computadora tiene windows xp. También tiene una tarjeta de video más grande y más memoria ram porque le dije al fulano que se me atoraba el juego the titans, expansion de age of mythology, mi favorito.
Pero resulta que aunque le cambiaron otra vez de floppy, todavía no agarra... Y ayer que me conecté a internet duré batallando como dos horas porque se me apagaba sola. Parece que agarró el saser. Ya en la noche me puse a bajar 22 actualizaciones de windows y parece que ya quedó bien. Que el jueves me va a hablar el ingeniero para ver cómo funcionó, y para devolver el teclado. A ver qué dice cuando le diga que todavía no jala el floppy...