sábado, marzo 24, 2007

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-Sin embargo, el culpable debe ser entregado a la justicia, y su ayuda puede ser decisiva.
-¿Y qué ocurrirá cuando Lens Larque se entere de mi locuacidad? Bailaré diez fandangos al ritmo del Panak.
-Su nombre no será mencionado. -Gersen sacó otros diez UCL de curso legal-. Díganos lo que sepa-
-No es mucho. soy del clan Duppi; Lens Larque es un Bugold. Le conocí muy bien en los viejos tiempos. Jugábamos a Hadaul* en Naidnaw Shade, en facciones opuestas. Ideó una contraestrategia, y fui yo el que salió con los huesos rotos.
-¿Qué clase de hombre es?
Tintle volvió a menear la cabeza mientras buscaba las palabras.
-Un hombre grande, con una larga nariz y ojos burlones. En el almacén de Kotzash llevaba un thabbat**, pero le reconocí por la voz y el fusto***.
-¿Le reconocería si entrara en la Sombra de Tintle?
-No se me permite la entrada en el local -se lamentó lúgubremente Tintle-. Podría entrar y salir una docena de veces; nunca le descubriría.
-¿Qué nombre empleaba cuando jugaba al hadaul?
-Ha pasado mucho tiempo. Entonces no era más que Husse Bugold, aunque ya era rachepol.
-¿Guarda fotografías de Lens Larque?
-¿Para qué conservar semejantes recuerdos? -bufó Tintle-. Él está arriba, yo abajo. Él huele a una mezcla de meriandra, corona perfumada y ahagaree rojo; yo, a letrina.
Gersen empujó el dinero en su dirección.
-Si ve a Lens Larque, tenga cuidado. No se lo diga a ningún conocido, no deje que le reconozca. Comuníquese al instante con Maxel Rackrose.
Escribió una tarjeta y se la entregó.
Tintle dibujó una furtiva mueca de inquietud en su rostro.
-Da la impresión de que espera a Lens Larque.
-Una simple cuestión de confianza. Es un hombre escurridizo.
-Quizá no supiera reconocerle -insinuó Tintle-. Dicen que ha modificado su aspecto físico. ¿Sabe que los methlen se burlaron de él? Quería vivir en una hermosa mansión, pero el vecino se lo prohibió. Dijo que no quería ver feas caras darsh asomarse sobre el seto del jardín. Lens Larque se exasperó, y cambió su rostro en seguida. ¿Quién sabe cuál será su actual aspecto?
-Utilice su intuición. ¿Qué le ocurrió a Ottile Panshaw?
-Se marchó a Twanish, en Methel; creo que sigue allí.
-¿Y aún trabaja la Corporación Kotzash?
-Entregué cuatrocientas onzas de excelente arena negra -Tintle escupió en el suelo-, una verdadera fortuna, y recibí a cambio cuarenta acciones. Jugué al hadaul y ahora tengo noventa y dos. -Sacó de un grasiento billetero un paquete de papeles doblados-. Aquí están los certificados. Su valor: cero.
-Son certificados al portador -dijo Gersen tras examinar los papeles-. Se los compro.
Puso diez UCL sobre la mesa.
-¿Qué? -gritó Tintle-. ¿Por casi cien acciones de la Kotzash? ¿Tan estúpido parezco? Cada acción representa no sólo diez onzas de arena, sino otros valores: derechos, opciones, arriendos... -Contempló despavorido como Gersen volvía a coger los diez UCL-. ¡No vaya tan de prisa! Acepto su oferta.
-Sospecho que sale ganando -dijo Gersen, mientras le entregaba de nuevo el dinero-, pero no importa. Si por casualidad localiza al hombre del que hemos hablado, llámenos y le recompensaremos. ¿Puede decirnos algo más?
-No.
-Si nos proporciona más información, le pagaremos bien.
Tintle se limitó a emitir un gruñido de asentimiento. Terminó la cerveza de un trago y salió de la taberna. El hedor que levantó al pasar hizo encogerse a Gersen y a Maxel Rackrose.

* Hadaul: Un juego darsh que combina elementos de conspiración, doblez, artimaña, embuste y tiende al enfrentamiento generalizado de los contrincantes.
** Thabbat: capucha darsh, de tela blanca o azul por lo general.
*** Fusto: olor propio de los hombres darsh.

Jack Vance "Los Príncipes Demonio: El Rostro"

lunes, marzo 19, 2007

Al salir del restaurante, Gersen y Rackrose fueron hacia la parte trasera del edificio, y se aproximaron a la puerta de hierro. Entre los barrotes vieron a Tintle acurrucado al sol bajo uno de los cobertizos.
-¡Tintle! ¡Eh, Tintle! -le llamó Gersen.
Tintle se puso poco a poco en pie; un hombre regordete, de piel cobriza y facciones toscas. Avanzó unos pasos y escudriñó con desconfianza.
-¿Qué quiere de mí?
-¿Es usted el Tintle que vigilaba el almacén de Kotzash? Nos gustaría escuchar su versión del caso.
-Ya he tenido bastante. Investigue a Ottile Panshaw.
Tintle dio media vuelta y se dirigió hacia su cobertizo.
-¡Espere un momento! Aún no hemos hablado de los beneficios.
-¿Qué clase de beneficios?
-En primer lugar, una gratificación por el tiempo que nos dispense. En segundo, el castigo de los ladrones.
-¿Cuánto me ofrecen?
-Dependerá de lo que nos diga. Cinco UCL, como mínimo.
Tintle miró hacia las ventanas de la parte trasera del restaurante.
-Allí está, la gran rata que acecha en su madriguera. Sugiero que tengamos esta conversación en la taberna al otro lado de la calle.
-Como desee.Tintle abrió la puerta y salió al callejón.
-La bruja se ofenderá de manera inimaginable cuando nos vea ir a la taberna, y comeré aguachirle durante una semana, pero vayámonos. Un hombre jamás debe prestar atención a las protestas de una mujer.

Negros pilotes que emergían de las aguas del lago Beamish sostenían la parte posterior de La Taberna de Groary. Los tres hombres tomaron asiento alrededor de una mesa de madera. Tintle se inclinó hacia delante, y Gersen creyó percibir vagos efluvios de un hedor nauseabundo. ¿Imaginación? ¿Tintle? ¿Emanaciones del fondo del lago?
-Creo que mencionaron cinco UCL -dijo Tintle.
Gersen puso el dinero sobre la mesa.
-Estamos interesados en el robo de Kotzash. Recuerde que si el botín fuera recuperado, podríamos restituirle su honor e indemnizarle por los perjuicios sufridos.
-¿Me toma por idiota? -rió Tintle con sarcasmo-. En la vida real no se producen acontecimientos tan milagrosos. Les diré lo que sé, me guardaré el dinero y punto.
Gersen se encogió de hombros.
-Usted era el vigilante del almacén de Kotzash. ¿Qué es exactamente "Kotzash"?
-Ottile Panshaw creó la corporación. Los mineros entregaban los duodecimates a Panshaw, que les pagaba en acciones de la Compañía Kotzash. Las acciones podrían ser canjeadas por UCL en cualquier momento. Todo iba bien, y el almacén de Serjeuz rebosaba de paquetes de excelentes duodecimates. ¿Cómo iba a resistir la tentación Lens Larque? Hay quien dice que Ottile Panshaw le dio el soplo cuando el almacén estuvo al límte de su capacidad, y Lens Larque desembarcó una noche en el recinto con su gran nave negra. Sus esbirros se precipitaron sobre el almacén, y aún tuve suerte de salir con vida, porque me hubieran matado sin dudarlo un instante. Esta consideración no aplacó la rabia general. Preguntaron por qué yo, el guardia oficial, no había sabido proteger el almacén, y por qué la puerta principal estaba mal cerrada. Acusé a Ottile Panshaw, pero se hallaba ausente. En consecuencia, fui conducido al Sumidero Central y despedido.
-Una triste historia -se condolió Gersen-. Pero, dígame, ¿cómo sabe que Lens Larque fue el culpable?
Tintle menenó con violencia la cabeza.
-Ya le he dicho bastante. No es saludable mencionar tantas veces ese nombre.

Jack Vance "El rostro"

martes, marzo 13, 2007

* gumba: Término peyorativo empleado por las mujeres darsh para referirse a los hombres: una persona estúpida, vulgar e inútil.

lunes, marzo 12, 2007

Gersen y Maxel Rackrose descendieron del ómnibus y contemplaron durante unos momentos La Sombra de Tintle.
-Su aspecto no mejora a plena luz del día -comentó Rackrose-. De hecho, observo pintura descascarillada y ventanas completamente torcidas.
-No importa -dijo Gersen-. El estado ruinoso es pintoresco, y contribuirá a realzar la calidad de nuestra comida.
-Hoy carezco de apetito -dijo Rackrose-. Espero que eso no le impida comer a gusto.
-Es posible que le tiente algún plato del menú.
Cruzaron la calle, abrieron la puerta, evitaron el mostrador y subieron los húmedos peldaños que conducían al restaurante.
Muy pocas mesas estaban ocupadas. La señora Tintle se apoyaba indolentemente en el umbral de la cocina, retorciéndose las guías de su bigote. Les señaló una mesa con un gesto lánguido y se acercó para preguntarles qué deseaban.
-Así que han vuelto. No pensaba que les volvería a ver.
-Quedamos fascinados tanto por su poderosa personalidad como por la calidad de la comida -manifestó con aplomo Gersen.
-¿Qué quiere decir? -preguntó la mujer-. Se está burlando de mí o de la comida. En cualquier caso, le pondré un cubo de basura por sombrero.
-No era mi intención ofenderla -dijo Gersen-. De hecho, quizá le haga ganar algún dinero, si el asunto le interesa.
-No hay raza más avariciosa que la de los darsh. ¿En qué consiste la propuesta?
-Dentro de poco llegará un amigo mío de Dar Sai, o al menos así lo espero.
-¿Es un darsh?
-Sí.
-Una situación escasamente plausible. Los darsh no hacen amigos, sólo enemigos.
-Este caballero es, si lo prefiere así, un conocido. Hay muchas posibilidades de que acuda a La Sombra de Tintle en busca de comida que le sea familiar. Quiero que me notifiquen su llegada, a fin de renovar nuestra vieja amistad.
-Eso es fácil, pero ¿cómo le reconoceré?
-Basta con que me informe a mí o a mi amigo de que un nuevo darsh ha venido a La Sombra de Tintle.
-Bien... No es muy conveniente, pues no puedo examinar a cualquier gumba* que entre por la puerta. Mi curiosidad provocaría comentarios frívolos.
-Tal vez Tintle nos podría prestar ese servicio -sugirió Rackrose.
-¿Tintle? -graznó la mujer-. A Tintle le arruinaron y mancillaron hasta casi volverle loco. No permitimos que haga acto de presencia aquí; todo el mundo se apretaría la nariz y saldría volando. Apenas puedo tolerar que salga al patio.
-¿Cómo aconteció su desgracia? -preguntó Gersen.
La señora Tintle paseó la mirada por la sala y, al comprender que no tenía nada mejor que hacer, condescendió a responder.
-Fue un infortunio que Tintle no se merecía. Era el vigilante del almacén de Kotzash. El día que fueron a robar, Tintle dormía más que vigilaba, y no tuvo tiempo de dar la alarma. Robaron todos los duodecimates. Luego se supo que Ottie Panshaw, el tesorero, se había olvidado de contratar la póliza del seguro. Panshaw desapareció, y todo el país se echó sobre Tintle. Fue sumergido en letrinas públicas durante tres días, y la gente iba a insultarle ferozmente. Tintle y Dar Sai se hicieron incompatibles, de modo que vinimos a esta ciénaga repugnante. Ésta es la historia.
-Humm -dijo Gersen-. Si Tintle hubiera sido amigo de Lens Larque, las cosas habrían sido muy diferentes.
-¿Por qué menciona a Lens Larque? -preguntó la mujer con suspicacia.
-Es un hombre famoso.
-Infame, mejor dicho. Fue Lens Larque quién robó el almacén de Kotzash; ¿por qué habría de ser amigo de Tintle? Pensar que le acusaron de eso...
-Entonces, ¿conoce a Lens Larque de vista?
-Es un Bugold y me importa un pimiento.
-Podría estas sentado en la sala ahora mismo.
-Mientras no se queje y pague la cuenta me es indiferente. -Examinó con aire desdeñoso la sala-. Ya puede estar seguro de que hoy no está aquí.
-Estupendo -repuso Gersen-, pero volvamos a nuestro acuerdo. Cuando un darsh desconocido aparezca, Lens Larque o cualquier otro, avíseme a mí o a mi amigo Maxel Rackrose, que comerá aquí cada día. Le pagaremos dos UCL por cada darsh desconocido que notifique. Lens Larque le reportará diez UCL. Y en el caso de mi amigo serán veinte UCL.
-La señora Tintle enarcó las cejas, perpleja.
-Un trato insólito. ¿Para qué quiere a Lens Larque? La mayoría de la gente pagaría diez UCL o más por no encontrárselo.
-Somos periodistas. Entrevistarle sería todo un acontecimiento, una noticia de primera magnitud, pero no creo que tengamos una suerte tan inmensa.
La señora Tintle se encogió de hombros.
-No tengo nada que perder. Bien, ¿qué van a comer?
-Una ración de ahagaree -dijo Gersen.
-Yo también -aprobó Rackrose-, pero con menos sulfuro y yodo que de costumbre.
-¿Quieren chatowsies?
-Hoy no.

Jack Vance "El rostro"