lunes, marzo 29, 2004

Es un mundo notable. Sí. Es la belleza pura. Trato de imaginar si la belleza no encierra otra cualidad que yo no pueda sospechar... al igual que la belleza de una mujer enmascara sus más abstractas virtudes... O quizá sus vicios. De cualquier forma, ese mundo es bellísimo y sereno, más allá de cuanto expresen mis palabras. Existen montañas bañadas por la lluvia. Sobre los valles flotan nubes tan suaves y brillantes como la nieve. El cielo es un zafiro de un azul obscuro. Y el aire es suave, fresco y acariciante y tan transparente como un cristal de roca. No hay muchas flores, aunque se encuentran como un raro tesoro. Pero en su lugar existen muchos árboles y los más hermosos y magníficos son los grandes reyes, como una fuerte corteza, como si hubieran vivido eternamente.
Me ha preguntado usted si está habitado. Me veo obligado a decirle que sí, aunque las criaturas que allí viven son algo... extrañas. Yo les llamo dríades. Vi sólo unos cuantos centenares y me parecieron de una edad muy antigua. Tan viejas como las montañas y como los propios árboles. El día tiene una duración dos veces superior a los nuestros, la mañana es larga y brillante, las tardes llenas de quietud y los crepúsculos dulces como la misma miel. Las dríades se bañan en el río o permanecen en los bosques umbrosos.

Jack Vance "Los principes demonio": El rey estelar

miércoles, marzo 24, 2004

Me muevo en esferas de tristeza. A veces he pensado que mis manos están cubiertas de caracteres cuneiformes, que sentencian que este individuo jamás será amado, así como jamás amará a alguien. Aunque no sé si eso es un don o una maldición.

martes, marzo 16, 2004

Descripción. Ejercicio

Mexicali: el Centro Cívico

Me encuentro en la ciudad de Mexicali, en un área denominada centro cívico, en la plaza de los tres poderes. Inmediata, a mi izquierda, se levanta la estatua de los pioneros... ¿Qué cómo es? Un campesino pobremente vestido utiliza su mano izquierda a manera de visera, contempla lo que algún día fue el desértico valle de Mexicali: No hay casas, gente, árboles, sólo uno que otro cactus y el cachanillal verdiazul; un terregal lo sostiene, lo rodea y flota en el aire. Una esperanza: el cercano río colorado... ¿Será la tierra prometida? Su mano derecha jala por las riendas a un asno, animal de carga, lleva sobre sus lomos la más preciada posesión del campesino: su familia, constituida por una mujer que arropa en su rebozo a un niño, sin desprender del mismo la mirada. Monumento a personas desconocidas por la memoria del historiador, pero quizás familiares por sus propósitos. Ellos no lo vieron, pero el otrora desierto es hoy una ciudad populosa que ha reconocido su esfuerzo.
Frente a mí, la amplia plaza, algunos pequeños jardines sombreados por fresnos. Tras ellos, yérguese el palacio ejecutivo, moderno edificio de cinco pisos, cubierto por placas formadas de centenares de pequeñas piedras rojizas. Sus ventanas oscuras parecen mirarlo todo de soslayo, cual rendijas. A la izquierda de este edificio se encuentra el palacio legislativo, diferente por sus columnas y, aunque su altura es idéntica a la del anterior, no lo es así su extensión, su anchura. Entre ambos palacios se ubica otro monumento, de corte modernista; cuatro largas columnas parten de un mismo tronco y en lo alto se unen a diferentes lapsos, sosteniendo una barra que en su parte superior tiene una esfera dorada. Tras ese monumento, en el fondo, se alcanza a ver el palacio judicial, copia más pequeña del ejecutivo, sin patio interior, balcón ni campana, pero más amplio que el del poder legislativo.

Rhein

Santa Ana, Sonora, 10 de julio de 1986.

miércoles, marzo 10, 2004

"-¿Dónde está la suerte? No lo sé... No estoy seguro de nada. La buena suerte parece la mala, el desamparo y el fracaso a veces parecen más deseables que el éxito. Pero entonces... ¿cómo podría reconocer la buena suerte de la mala y quién confunde el fracaso con el éxito? En fin, todo esto no es más que un proceso sin sentido de la propia vida..."

Jack Vance "Los príncipes demonio: el rey estelar"

lunes, marzo 08, 2004

Varias cosas han pasado desde que escribí mi último post. El viernes antepasado platiqué con un amigo, de esas pláticas "trascendentales" donde uno hace un análisis de la vida y de su propósito. Me dió animos para seguir adelante.
Al día siguiente unas compañeras de estudio (ciencias naturales) me dejaron plantado en un restaurante. No es agradable. Después de media hora hasta los meseros se rien de tí.
El martes pasado empecé un nuevo curso sobre bibliotecas. La gran mayoría eran caras nuevas, mujeres, educadoras y, lo que es mejor, jóvenes. De entrada el curso me causó buena impresión. El maestro es gordito, viejo y calvo, pero se vé buena onda.
Ayer hice prueba de carrera magisterial. Empezó a las 10:15 y la terminé, creo, a las 12:05. Estaba de la fregada... Los que las hacen la hicieron con toda la mala intención de que te la saques mal. No obstante, espero acertar a un 90% de las respuestas.
Y creo que esto es lo más trascendental. A ver si luego le sigo con los príncipes demonio. También pienso buscar por ahí escritos de juventud, para que no perezcan del todo... Como dijo Borges "para el improbable y acaso inexistente lector". Y también para que mi ciberamiga Erika Mergruen vea que el regalo que me hizo no fué en vano. Una vez más, muchas gracias. :)