domingo, diciembre 09, 2007

Gersen hizo la travesía a Dar Sai en un Fantamic Flitterwing de tamaño y apariencia modestos. La ruta cruzaba las regiones más alejadas de Argo Navis, cercanas al límite de Más Allá, una zona que nunca había visitado.
Enfrente brillaba el sol blanco Cora. Gersen localizó en el macroscopio los dos planetas habitados, Methel y Dar Sai.
En las Indicaciones para el tráfico sólo aparecía una breve referencia acerca de Dar Sai:

Las mayores poblaciones son, por orden de importancia, Serjeuz, La Fuente de Wabber, Dinkestown y Berfeser. Ninguno de estos lugares depara más que facilidades rudimentarias para la reparación o aprovisionamiento de naves. No hay regulaciones de llegada o de partida; de hecho, no existe ninguna autoridad central. Algunas compañía de Methlen, a fin de proteger sus intereses comerciales, mantienen un cierto tipo de control policial, pero fuera de las cuatro ciudades principales disminuye la influencia methlen. En Serjeuz, un rectángulo pintado en blanco indica la zona de aterrizaje preferida para acceder con mayor facilidad a los almacenes comerciales.

Desde treinta y cinco kilómetros de altura, Serjeuz parecía un diminuto mecanismo perdido en medio de la extensión gris, rosa y amarilla. A medida que Gersen descendía la luz del amanecer de Cora permitió distinguir más detalles, y Serjeuz se reveló como un amasijo de parasoles que derramaban chorros de agua sobre los bordes.
El fracaso de Rath Eileann había quedado grabado en el fondo de la mente de Gersen como una pequeña y oculta úlcera inflamada. Al contemplar Serjeuz, Gersen experimentó olvidadas emociones: el instinto del cazador, un hormigueo de placer y el temor ante la cercanía de la presa. El hedor de Lens Larque contaminaba el paisaje. Cien veces se había refugiado del calor bajo los refrescantes parasoles; cien veces, ataviado con su flotante túnica blanca, había cruzado el desierto que separaba Serjeuz de las sombras de Bugold. No era descabellado pensar que en este mismo momento estaría comiendo y bebiendo en alguno de sus locales favoritos, a menos de diez minutos de distancia.
Dos docenas de naves de diferentes clases y características reposaban en el interior de un rectángulo pintado de blanco. Gersen hizo aterrizar el Flitterwing muy cerca de las paredes de agua. La nave enmudeció; Gersen sintió la solidez del puente bajo sus pies.
La hora local era media mañana. Gersen se preparó para desembarcar. Según el Índice Inmunológico, la amenaza más importante para la salud humana consistía en ciertas esporas de las algas pantanosas que, llevadas por el viento, germinaban en los pulmones. Gersen ya se había inyectado una dosis de antígenos profilácticos. Se ciñó una túnica blanca con capucha, deslizó dinero y documentos de identidad falsos en el bolsilló, comprobó sus armas, cruzó la puerta y descendió a la arenosa superficie de Dar Sai.

Jack Vance "El rostro"