sábado, octubre 20, 2007

Tres días más tarde, Jehan Addels se puso en contacto con Gersen mediante el comunicador. Al advertir la expresión cuidadosamente serena que mostraba en su rostro, gersen adivinó que iba a oír noticias significativas.
-En relación a la Ettilia Gargantyr -dijo Addels con voz tan seca como crispada-, la nave fue completamente destruida. El caso del Banco de Cooney contra la Ettilia Gargantyr queda sobreseído.
-Así lo imaginé.
-En seguida me puse a pensar en la cuestión del seguro -prosiguió Addels-. Hicimos averiguaciones sobre la compañía de seguros, la cobertura de la póliza y, por supuesto, el beneficiario. Han surgido a la luz algunos hechos que tal vez le interese conocer.
-Desde luego. ¿Cuáles son estos hechos?
-La póliza fue suscrita hace sólo tres semanas por un valor equivalente, o incluso superior, a los gastos de restitución de la nave y de su carga. La compañía aseguradora es la Compañía de Seguros de Cooney, una filial del Banco de Cooney en Thrump, en el planeta de David Alexander. La parte asegurada, la Agencia Kotzash de Serjeuz, Dar Sai, ha presentado ya la demanda. Siguiendo los criterios de la compañía aseguradora, la indemnización ha sido pagada rápida y religiosamente.
Gersen contempló a Addels con expresión sombría.
-¿Soy dueño del Banco de Cooney?
-Sí, y también de la Compañía de Seguros de Cooney.
-Por lo tanto, he pagado a Lens Larque una enorme suma de dinero.
-Así es.
Gersen, que solía contener sus expansiones emotivas, levantó las manos en el aire, apretó los puños y los dejó caer sobre su cabeza.
-Me tomó el pelo.
-Es famoso por sus jugarretas -asintió Addels.
-Sí, lo sé.
-Un viejo proverbio dice que "El que se acuesta con niños, mojado se levanta". Tal vez debería haber elegido otra cama menos estrecha.
-Ya veremos -dijo Gersen-. ¿Está preparado para marchar?
Addels palideció.
-¿Marchar? ¿Adónde?
-A Dar Sai, por supuesto.
Addels entornó los ojos y ladeó la cabeza.
-Importantes asuntos personales impiden que le acompañe en esa empresa. Por otra parte, aunque ya sé que carece de importancia, Dar Sai es un mundo salvaje y violento, en el que no me encontraría muy a gusto.
-Sí, es posible.
-¿Cuándo se marcha? -preguntó Addels al cabo de un momento.
-Esta tarde. No hay nada que me retenga aquí.
-Malgastaría mi aliento recomendándole prudencia, de modo que le desearé buena suerte -replicó Addels con aspereza.
-Seré todo lo prudente que pueda -dijo Gersen-. No tardaré en ponerme en contacto con usted.

Jack Vance "El rostro"