jueves, junio 16, 2005

Diez minutos después llegaba a la oficina Alusz Iphigenia. Su rostro estaba tenso y furioso; sus ojos brillaban de miedo. Miró a Gersen sin reconocerle. Luego caminó hacia la puerta como si deseara huir a través del desierto. Gersen intentó calmarla.
-Tranquilícese. No soy Kokor Hekkus; no tengo el menor deseo de retenerla contra su voluntad. Considérese a salvo.
Ella le miró con incredulidad, volvió a mirarle, y Gersen pensó que por fin le había reconocido.
-Hay otro problema -dijo el empleado a Alusz Iphigenia-. Dado que usted actúa como su propia patrocinadora, el dinero, salvo el doce y medio por ciento, es suyo.
Alusz Iphigenia parpadeó, como si no comprendiera lo que le decían.
-Le sugiero que extienda un talón para no tener que transportar tanto dinero en metálico -dijo Gersen.
Después de intensas consultas, encogimientos de hombros y nerviosos movimientos de manos, les entregaron un talón del Banco Interplanetario de Sasani, en Sagbad, por la cantidad de 8,749,993,581 UCL, diez mil millones menos el doce y medio por ciento, menos 6,419 UCL por los gastos de alojamiento en la clase AA.
Gersen examinó el documento con suspicacia.
-¿Es válido este talón? ¿Cubren sus fondos esta suma?
-Naturalmente -afirmó el funcionario-. A decir verdad, Kokor Hekkus ha ingresado en nuestra cuenta una cantidad mucho más elevada.
-Muy bien; confío en su palabra. -Gersen se dirigió a Alusz Iphigenia-. Vámonos. Nuestro autobús está esperando.
Ella dudó un instante y miró a ambos lados como si estuviera contemplando de nuevo el paisaje de Da'ar-Rizm. Uno de los insectos voladores negros la picó en el brazo; la joven lo alejó con un grito de pánico.
-Vamos, no tiene nada que temer de Kokor Hekkus, de los insectos o de mí, no la violaré, ni me la comeré viva.
Ella le siguió al autobús sin más protestas. El vehículo se sacudió, tosió y retumbó: Intercambio fue pronto una mancha gris y blanca apenas entrevista entre el polvo.
Tomaron asientos contiguos. Alusz Iphigenia observó de reojo a Gersen.
-¿Quién es usted?
-No soy amigo de Kokor Hekkus.
-¿Qué va.. qué va a hacer conmigo?
-Nada deshonroso.
-¿Adónde vamos, pues? Usted no conoce el temperamento de Kokor Hekkus; nos perseguirá por todos los rincones de la galaxia.
Gersen no hizo ningún comentario; la conversación murió. Gersen no se sentía demasiado seguro, pues aún era posible que los interceptaran. Sin embargo, el viaje concluyó sin incidentes.

Jack Vance "La máquina de matar"