miércoles, junio 15, 2005

Cinco días más tarde, con la piel teñida de negro, ataviado con una túnica negra y marrón y pantalones negros, Gersen regresó a Intercambio en el renqueante autobús. Entró en el ya familiar despacho, presidido por la figura hierática del empleado.
-¿A quién desea rescatar?
-A Alusz Iphigenia Eperje-Tokay.
-¿Es usted Kokor Hekkus? -preguntó el funcionario enarcando las cejas.
-No.
El empleado gesticuló con nerviosismo.
-La cuota es altísima: diez mil millones de UCL.
Gersen abrió el maletín negro que llevaba bajo el brazo y depositó frente al hombre varios fajos de billetes de 100,000 UCL, los mayores en circulación.
-Aquí está el dinero.
-Sí, sí, pero... debo informarle que Kokor Hekkus ya nos ha entregado nueve mil millones de UCL.
-Aquí hay diez mil millones. Cuéntelos.
Al empleado se le aflautó la voz.
-Está en su derecho. La huésped se halla "disponible".
Tocó el dinero con dedos temblorosos.
-Necesitaré ayuda para contar tanto dinero.
Contar el dinero y pasarlo por el detector de fraudes tuvo ocupados a seis hombres durante cuatro horas. El empleado firmó un recibo con nerviosos ademanes.
-Muy bien, señor, aquí lo tiene. Mandaré a buscar a nuestra invitada. Se presentará en breves instantes. -Murmuró en un susurro-: A Kokor Hekkus no le va a gustar esto. Alguien lo pagará.

Jack Vance "La máquina de matar"