jueves, junio 02, 2005

Un funcionario de Intercambio les dio la bienvenida en un pequeño auditorio.
-Damas y caballeros, nos alegramos de tenerles con nosotros, y confiamoes en que durante su estancia tratarán de descansar, relajarse y divertirse. Las comodidades de Intercambio son las de un sanatorio: permitimos cierto grado de relaciones sociales, hasta el límite que imponen el decoro y la educación. Estimulamos la práctica de sus aficiones particulares y de algunos deportes, como la natación, ajedrez, kalingo y tenis, el uso de instrumentos musicales y la pintura. No se pueden hacer excursiones, patinar, contemplar las aves, correr la maratón o explorar el fascinante territorio de Sasani. Ofrecemos seis clases de alojamiento que van desde la clase AA de superlujo hasta la E, que es sencilla pero de ninguna manera incómoda. La cocina abarca ocho categorías, correspondientes a las principales variedades gastronómicas de los pueblos del Oikumene. Hay un servicio especial con recargo para las personas acostumbradas a dietas más especializadas. Nos place manifestarles que la comida de Intercambio es, si no sabrosa, cuando menos nutritiva.
Nuestras reglas son algo más severas que en otros centros de recreo, y les advierto que subrepticias y solitarias travesías del desierto pueden provocar algunos inconvenientes. En primer lugar, hay numerosos insectos carnívoros. En segundo, es imposible encontrar agua o comida. En tercer lugar, los habitantes autóctonos de Sasani, que abandonan sus madrigueras sólo de noche, son antropófagos. Y finalmente, nos sentimos obligados a proteger los intereses de nuestros clientes, y los individuos que vulneran las reglas (por fortuna escasos) son rápidament privados de todos los privilegios.
Ahora voy a distribuirles unos formularios. Indiquen, por favor, la clase de cocina y alojamiento que desean. Observarán una lista de instrucciones. Léanlas atentamente. El personal a su servicio es educado, aunque algo distante. Gozan de buenos sueldos, de modo que no traten de presionarles con propinas. Contemplamos esta tendencia con suspicacia, e investigamos celosamente los motivos de quienes ofrecen tales estímulos.
Mañana se les permitirá comunicarse con aquellas personas de las que esperan obtener la rescisión de sus honorarios. Eso es todo, muchas gracias.

Jack Vance "La máquina de matar"