miércoles, agosto 02, 2006

Gersen giró el mando varias veces. Contempló distintos entornos, distintos tipos de habitaciones y celdas. Contenían un surtido de chicos, chicas, adolescentes de ambos sexos, hombres y mujeres jóvenes, a veces juntos, a veces separados: los experimentos de Viole Falushe, de los que extraía un placer que gratificaba su pulsión escópica... Gersen no vio más versiones de Drusilla.
La falta de confianza en Navarth erizaba sus nervios. Atravesó el vestíbulo, cruzó el puente y entró en la sección del laboratorio, la sede de los experimentos: celdas y cámaras que se podían controlar tras espejos sólo transparentes para el carcelero.
Gersen encontró a Retz, el técnico cargado de espaldas, sentado en un pequeño despacho. Levantó la vista y parpadeó de asombro.
-¿Qué hace aquí? -preguntó Gersen-. ¿Es un invitado? ¡El amo se enojará!
-Ahora soy yo el amo. -Gersen le apuntó con el proyector-. ¿Dónde está la chica que se parece a Jheral Tinzy?
-No diré nada.
Gersen le hundió el arma en un costado.
-Rápido. La chica que llegó hace tres semanas.
-¿Qué quiere que le diga? -gimió Retz-. Viole Falushe me castigará.
-Viole Falushe es mi prisionero. -Gersen levantó el arma-. Lléveme junto a la chica o le mataré.
Retz emitió un sonido quejumbroso.
-Me hará cosas terribles.
-Ya no.
Retz agitó las manos y le condujo por un pasillo. De pronto se giró.
-¿Dice que es su prisionero?
-Lo es.
-¿Qué piensa hacer con él?
-Matarle.
-¿Y con el Palacio?
-Ya veremos. Lléveme con la chica.
-¿Permitirá que me quede a cargo del Palacio?
-Le mataré si no se da prisa.
Retz siguió caminando desconsolado.

Jack Vance "El Palacio del Amor"