domingo, agosto 06, 2006

-¿Dónde están las otras hijas de Jheral Tinzy?
-Había seis -musitó Retz-. Viole Falushe mató a las dos mayores. Hay una en Alphanor. Ésta -señaló a Drusilla- fue enviada a la Tierra. La menor se halla al este del Palacio, donde las montañas se juntan con el mar. La siguiente es una sacerdotisa del dios Arodin, en la isla grande que se ve al este.
-Retz -dijo Gersen-, tengo prisionero a Viole Falushe. Soy tu nuevo amo. ¿Entiendes lo que digo?
-Lo acepto -asintió cabizbajo.
-¿Puedes identificar a Viole Falushe?
-Es un hombre alto, de cabello oscuro; puede ser duro o amable, cruel o bondadoso. Eso es lo único que sé.
-Éstas son mis órdenes: libera a estos pobres cautivos.
-¡Imposible! -gritó Retz con voz aflautada-. Sólo conocen este tipo de vida. El aire libre, el sol, el cielo... les volvería locos.
-Éste será tu nuevo trabajo. Sácalos afuera con tanta gentileza y amabilidad como sea posible. Volveré dentro de poco y sabré cómo has cumplido tu tarea. Después, haz saber a la gente del jardín que ya no son esclavos, que son libres para marcharse o quedarse. Recuerda que te encerraré y castigaré por tus crímenes si no me obedeces.
-Obedeceré -murmuró Retz-. Estoy acostumbrado a la obediencia; no conozco otra cosa.
-Me preocupa Navarth -dijo Gersen cogido del brazo a Drusilla-. Tenemos que darnos prisa.
Pero cuando volvieron al transporte aéreo, las circunstancias no habían cambiado. Los tres cautivos continuaban amarrados y Navarth blandía fieramente el proyector apuntando a sus cabezas. Abrió los ojos ante la presencia de Drusilla.
-¿Qué pasó con Jheral Tinzy?
-Está muerta, pero tiene hijas. Hay otras. ¿Has descubierto algo desde que me fui?
-Cháchara. Lisonjas. Ruegos. Amenazas.
-Claro. ¿Quién era el más insistente?
-Tanzel.
Gersen examinó a Tanzel con una fría mirada. Tanzel se encogió de hombros.
-¿Cree que me gusta estar sentado aquí atado como un pollo?
-Uno de ustedes es Viole Falushe -dijo Gersen-. ¿Cuál? Me pregunto... Bien, creo que debemos continuar solucionando las maldades cometidas en nombre del amor.

Jack Vance "El Palacio del Amor"