domingo, agosto 20, 2006

Días después Gersen alquiló una nave de carga y regresó al Palacio del Amor. Los jardines parecían más descuidados. Un aire de melancolía se había apoderado de los etéreos edificios.
Retz le saludó con prudente cordialidad.
-He seguido sus instrucciones al pie de la letra. Poco a poco, con amabilidad, sin provocar alarma o disgusto.
Guió a Gersen a través de distintos espacios; describió los perversos y complicados modelos de pensamiento que Viole Falushe había impuesto a sus jóvenes víctimas. Éstas iban saliendo de una en una al aire libre, algunas estupefactas, otras llenas de gozo, y el resto deslumbradas y atemorizadas, ansiosas de volver.
Los pueblos del jardín también habían cambiado. La mayor parte de la Gente Afortunada había marchado; otros habían regresado desde el exterior con sus hijos. Con el tiempo, el Palacio del Amor se convertiría en una comunidad agraria alejada de la civilización.
Gersen no podía permitir que los libros de Viole Falushe se pudrieran. Los hizo transportar a bordo del carguero y los envió al cuidado de Jehan Addels, en New Wexford. Gersen partió con una última advertencia a Retz, puso rumbo al Grupo de Sirneste y volvió al Oikumene.

Jack Vance "Los Príncipes Demonio: El Palacio del Amor"