domingo, abril 23, 2006

Gersen miró en dirección a Drusilla, que hablaba con Hule, el joven druida. Llevado por la emoción se había echado la capucha hacia atrás. Un chico hermoso: serio, con un aspecto de tensión interna que debía seducir a las mujeres. De hecho, Drusilla le estaba examinando con cierto interés. La druida Wust ladró una orden perentoria. Hule se tapó con la capucha y desapareció cabizbajo.
Gersen fue al encuentro de Drusilla. Ella le dio una bienvenida forzada.
-¿Te sorprendió vernos en el hotel? -preguntó Gersen.
-No esperaba veros otra vez. ¿Qué me ha de suceder? ¿Por qué soy tan importante?
Gersen, sospechando todavía la existencia de micrófonos ocultos, habló con cautela:
-No sé lo que pasará. Te protegeré si puedo. Eres importante por tu parecido con una chica a la que Viole Falushe amó hace tiempo y que le rechazó. Es posible que se halle a bordo del yate, como un pasajero más. Así que debes ir con mucho tiento.
-¿Cuál?
Drusilla paseó una mirada temerosa por la cubierta.
-¿Te acuerdas del hombre que había en la fiesta de Navarth?
-Sí.
-Tiene que ser un hombre muy parecido a aquél.
-No sé que precauciones tomar -dijo Drusilla con una mueca-. Me gustaría ser otra persona. -Miró por encima del hombro-. Sácame de aquí.
-Ahora no.
-¿Por qué he tenido que ser yo?
Drusilla se mordió el labio.
-Te respondería si supiera quién eres en realidad. ¿Zan Zu? ¿Drusilla Wayles? ¿Jheral Tinzy?
-No soy ninguna de ellas -contestó la muchacha con voz contrita.
-¿Quién eres?
-No lo sé.
-¿No tienes nombre?
-Un hombre me llamó Spooky en el salón... Casi no parece un nombre. Prefiero Drusilla Wayles. -Fijó la mirada en él-. No eres periodista, ¿verdad?
-Soy Henry Lucas, un monomaníaco. Y no debo hablar mucho rato contigo. Ya sabes por qué.
-Como quieras...
La cara de Drusilla perdió todo rastro de animación.

Jack Vance "El palacio del amor"