sábado, octubre 22, 2005

Gersen entregó 425 UCL a cambio de que Asm muriera por Alfa.
Edelrod, algo malhumorado, se reunió con Gersen en el vestíbulo. Cruzaron las calles de Paing, flanqueadas por barracas de madera elevadas sobre pilares. Cada fachada representaba un rostro triste, melancólico o asombrado. Después de caminar durante un buen rato llegaron a la Posada del Veneno.
Alusz Iphigenia estaba en su habitación. Gersen decidió que no valía la pena molestarla. Se bañó en una tinaja de madera y bajó al vestíbulo para contemplar la estepa. El crepúsculo difuminaba el paisaje, las estacas rematadas por alas se recortaban borrosamente como siluetas negras y complejas.
Gersen pidió una taza de té y, sin nada mejor que hacer, reflexionó sobre su vida... En términos generales era un hombre afortunado, mucho más rico de lo que podía abarcar la mente. Pero ¿y el futuro? En el caso hipotético de que, por un capricho del destino, alcanzara su propósito y destruyera a los cinco Príncipes Demonio, ¿qué sucedería entonces? ¿Sería incapaz de integrarse en el discurrir normal de la existencia? ¿O se habría deformado hasta tal punto que seguiría a la caza de hombres indignos de vivir? Gersen rió por lo bajo. No era probable que sobreviviera para afrontar el problema.
Alusz Iphigenia apareció. Ignoró a Gersen y fue a contemplar la estepa en tinieblas, en la que brillaban una o dos luces en la lejanía. Un resplandor púrpura alumbró en el cielo, luego se encendió un rectángulo de luces blancas y un paquebote de la línea Robarth-Hércules se posó en tierra. Alusz Iphigenia siguió abstraída unos momentos y luego fue a sentarse al lado de Gersen con el semblante inexpresivo. Rechazó su invitación a tomar el té.
-¿Cuánto tiempo debemos permanecer aquí?
-Sólo hasta mañana por la noche.
-¿Por qué no podemos irnos ahora? Ya te has entrevistado con tu amigo y comprado el veneno que querías.

Jack Vance "El Palacio del Amor"