domingo, octubre 23, 2005

Edelrod atravesó la puerta del hotel como en respuesta a su pregunta y compuso una reverencia ridícula. Lucía una túnica larga de paño verde y un gorro alto de piel.
-¡Salud e inmunidad! ¿Aguardan a los envenenamientos? Están anunciados en la rotonda del hotel para ejemplo de los congregados.
-¿Esta noche? Creí que se llevarían a cabo mañana por la noche.
-La fecha ha sido adelantada porque la rueda de Godogma ha dado un giro. Esta noche los acusados van a cooperar.
-Allí estaremos -dijo Gersen.
Alusz Iphigenia se puso rápidamente en pie y abandonó el vestíbulo.
Gersen la encontró en su habitación.
-¿Te has enfadado conmigo?
-No estoy enfadada. Estoy perpleja. No puedo comprender tu morbosa fascinación por esta horrible gente... La muerte...
-No es fácil comprenderlo. La gente se rige por un sistema diferente al nuestro. Me interesa. Estoy vivo gracias a mi habilidad para evitar la muerte. Siempre se puede aprender algo más para ayudarte a sobrevivir.
-¿Y para qué necesitas ese conocimiento? Posees una inmensa fortuna, diez mil millones de UCL en metálico...
-Ya no.
-¿Ya no? ¿Los has perdido?
-No en metálico. He fundado una sociedad anónima de la que controlo la mitad de las acciones. Eso supone una renta diaria de un millón de UCL, más o menos. Una gran fortuna, desde luego.
-Con ese dinero no necesitas complicarte la vida. Alquila asesinos para llevar a cabo tu trabajo. Alquila a ese desagradable Edelrod. ¡Mataría a su madre por dinero!
-Cualquier asesino que alquilara podría ser alquilado a su vez para asesinarme. Pero hay otro aspecto. No me interesan ni la fama ni la publicidad. Para ser eficaz debo pasar desapercibido, como si no existiera. Temo que el Instituto ya ha reparado en mí, y eso puede acarrearme problemas.
-Estás obsesionado. ¡Eres un monomaníaco! ¡Esta dependencia de la muerte y de la eficacia te tiene dominado por completo!
Gersen omitió señalar que esta dependencia le había salvado la vida en varias ocasiones.
-Tienes otras capacidades -prosiguió Alusz Iphigenia-, eres sensible, incluso frívolo, pero nunca te sientes satisfecho con nada. Estás muerto espiritualmente. ¡Sólo piensas en el poder, en la muerte, en venenos, en planes atroces y venganza!

Jack Vance "El palacio del amor"