sábado, mayo 28, 2005

-No importa, no importa. No hablemos de la muerte, es horrible pensar en la no existencia. Usted quiere su dinero; un tipo tozudo. Otro medio millón, ¿no es cierto?
-Correcto. Y un pago final de seiscientos ochenta y un mil cuatrocientos noventa UCL.
-Tendré que hacer algunos preparativos. ¿Tres días para embalar, dice usted?
-Nos parece un período razonable.
-Demasiado largo. Lo vamos a simplificar. Cubran la fortaleza con brea; a medianoche sáquenla a la calle. Un transporte de mudanzas la recogerá y trasladará a nuestra nave de carga, lo que es, por cierto, muy conveniente.
-Hay una dificultad. Los bancos estarán cerrados y su cheque no podrá ser conformado.
-Traeré el dinero en metálico: el segundo y el tercer pago.
A Gersen le importaba un bledo el dinero, pero le parecía importante que Seuman Otwal no estafara por segunda vez a Construcciones Patch.
-¿Qué pasa con su superior? -preguntó con cautela.
-Ya me las arreglaré con él.
Gersen sonrió amargamente.
-Una cosa más -contemporizó Gersen-, respecto al servicio. ¿Desean que les proporcionemos un experto?
-Se lo notificaremos si fuera necesario. Pero, después de todo, tenemos nuestro propio equipo, que se hará responsable del aparato. Creo que no hará falta tal experto.
Patch se levantó bruscamente de su silla.
-Fuera -bisbiseó-, fuera los dos. Criminales, asesinos. Usted también, Wall o Gersen, tanto da. Ignoro cuál es su juego, pero fuera.
Gersen le dirigió una mirada indiferente, luego le ignoró. Seuman Otwal parecía divertirse.
-Si quiere hacerse cargo de la entrega a medianoche -siguió Gersen-, ingrese en nuestra cuenta bancaria el importe total. No lo queremos en metálico, ni llevarlo encima hasta que los bancos abran. Usted y su superior, por supuesto, son personas de probada integridad, pero es bien sabido que existen canallas y sinvergüenzas. Tan pronto como verifiquemos el depósito podrá hacerse cargo de la fortaleza.
-Será como usted desee -consintió Seuman Otwal después de reflexionar unos segundos, hizo una reverencia y se marchó.
Gersen miró a Patch; éste desvió la vista. Gersen controló su impulso de darle una buena reprimenda y tomó asiento.
-Tenemos que hacer planes.
-¿Para qué? Tan pronto como el dinero llegue al banco me propongo comprar su parte de Construcciones Patch, aunque me cueste hasta el último céntimo, y mandarle a la mierda.
-Muestra muy poca gratitud. Por mí podría seguir pudriéndose en una de las celdas de Intercambio.
-Usted pagó mi rescate -asintió amargamente Patch-, por razones que sólo usted conoce. No tengo ni idea de cuáles son sus propósitos, pero no tienen nada que ver conmigo. Tan pronto como el dinero llegue al banco compraré su parte; pagaré cualquier suma adicional que me exija, dentro de un orden, y le diré adiós con indescriptible alegría.
-Como desee. No es mi intención quedarme donde no me quieren. En cuanto a la suma adicional... digamos medio millón.
-Completamente de acuerdo -suspiró aliviado Patch.
Media hora más tarde, Patch llamó a la delegación local del Banco de Rígel e insertó su tarjeta de crédito en la ranura. Le dijeron que la suma de 1,181,490 UCL había sido ingresada en su cuenta.
-En este caso -dijo Patch-, abran una cuenta a nombre de Kirth Gersen y depositen en ella la cantidad de quinientos mil UCL.
Terminada la transacción, Patch y Gersen firmaron e imprimieron la huella del pulgar en las cuentas.
-Hágame un recibo -pidió Patch- y destruya nuestro acuerdo de formar la sociedad. -Gersen hizo lo solicitado-. Ahora abandone el edificio y no vuelva nunca.
-Como quiera -replicó Gersen cortésmente-. Nuestra asociación ha sido provechosa. Les deseo mucha prosperidad, a usted y a Construcciones Patch, y le ofrezco un último consejo: después de que la fortaleza sea entregada, cuídese de que no le rapten otra vez.
-No tema por eso. Por algo soy ingeniero e inventor. He diseñado un arnés protector que volará las manos y el rostro de cualquiera que me toque: ¡que tengan cuidado los secuestradores!

Jack Vance "Los príncipes demonio: La máquina de matar"