lunes, mayo 30, 2005

Dicho favorito de Raffles, ladrón de cajas fuertes aficionado:

Dinero perdido, poco perdido,
honor perdido, mucho perdido,
valor perdido, todo perdido.


La noche de los planetas del Grupo nunca era del todo oscura. Blue Companion hacía las veces de pequeña pero intensa luna para los mundos que giraban en la órbita apropiada; el cielo nocturno de todos los mundos brillaba con el resplandor de al menos varios planetas hermanos.
Krokinole consideraba a Blue Companion como una estrella de la tarde... una situación que persistiría durante otro centenar de años, debido a la vasta circunferencia de las órbitas de todos los planetas del Grupo y el consiguiente escaso movimiento anual: en el caso de Krokinole, 1642 años.
La medianoche de Krokinole era tan oscura como la del resto de los planetas del Grupo. Patris, todavía bajo la influencia del antiguo período de la Prohibición, tenía poco que ofrecer en materia de vida nocturna; las escasas diversiones se concentraban en la Ciudad Nueva, en los restaurantes de la orilla del río. La Ciudad Vieja se veía oscura y húmeda desde el estuario envuelto en la bruma. Construcciones Patch era una isla brillante en medio de las tinieblas.
Media hora antes de la medianoche, Gersen se deslizaba sigilosamente por las calles vacías. Hacía rato que Blue Companion se había difuminado en el cielo. La iluminación de la calle consistía en tristes farolas poco numerosas rodeadas por un halo de neblina. El aire olía a ladrillos húmedos, a los muelles del estuario, al barro de las construcciones que se extendían a lo largo del estuario; un tenue hedor a desolación, que caracterizaba a la Ciudad Vieja de Patris. Frente a Construcciones Patch se alzaba una serie de altos edificios rematados por característicos tejados, separados por tenebrosos pasadizos. Gersen se movía de uno a otro de estos oscuros huecos, aproximándose al rectángulo de luz que proyectaban las puertas abiertas del Taller B. Se acercó tanto como consideró oportuno, se apretó contra la pared mohosa, soltó los cierres y las correas que sostenían sus armas y se dispuso a esperar. Iba vestido de negro, y llevaba tinte de piel negro y protectores para los ojos también negros, a fin de ocultar el brillo de su mirada. Se fundió en la noche, completamente inmóvil: una forma siniestra.

Jack Vance "La máquina de matar"