viernes, mayo 27, 2005

Al anochecer, la fortaleza fue transportada a Patris. Otwal, Patch y Gersen se reunieron en el despacho del segundo. Otwal paseaba sin cesar, como acosado por alguna preocupación.
-La fortaleza parece funcionar a la perfección, pero, para ser franco, considero el precio excesivo. Recomendaré a mi superior que inspeccione el mecanismo sólo si se reduce el precio a una cifra racional y razonable.
-¿Cómo? -rugió Patch, enrojecido de cólera-. ¿Se atreve a decir semejante barbaridad? Después de todo lo que he sufrido, de todo lo que hemos hecho para fabricar esa cosa abominable...
Otwal miró a Patch con frialdad.
-De nada sirve vociferar. Ya he explicado mi...
-¡La respuesta es no! ¡Salga de mi vista! ¡No vuelva sin traer hasta la última moneda que nos debe! -Patch dio unos pasos adelante-. ¡Fuera de aquí, o yo mismo le echaré! Nada podría darme más satisfacción. De hecho... -aferró a Otwal por un hombro y le sacudió.
Otwal se tambaleó y sonrió con serenidad a Gersen, como divertido por la ferocidad juguetona de un cachorro. Patch le dio otro estirón. Otwal se movió velozmente y arrojó a Patch al otro extremo de la habitación. Se golpeó la cabeza contra su escritorio y cayó al suelo. Otwal se volvió hacia Gersen.
-¿Y usted? ¿Quiere probar suerte?
-Sólo quiero cumplir el contrato. Traiga a su superior para una inspección final. Si está satisfecho procederemos a la entrega. Bajo ninguna circunstancia rebajaremos el precio; de hecho, a partir de este mismo momento empiezan a contar los intereses que añadiremos a la cantidad adeudada.
Seuman Otwal lanzó una carcajada y miró a Patch, que trataba de sentarse.
-Adopta una postura de firmeza. Dadas las circunstancias, yo debería hacer lo mismo. Muy bien; me veo forzado a aceptar. ¿Cuándo puede ser entregada la fortaleza?
-De acuerdo con los términos de nuestro contrato, tenemos que envolverla en espuma; embalarla y trasladarla al espaciopuerto... cuestión de tres días después de su aceptación y el pago.
Seuman Otwal se inclinó.
-Muy bien. Trataré de comunicarme con mi superior, hecho lo cual les entregaré la notificación por escrito.
-Creo que se impone un segundo pago -dijo Gersen.
Patch se daba masajes en la cabeza, sin dejar de mirar con odio a Seuman Otwal.
-¿Por qué tanta prisa? Dejemos estos aburridos asuntos de negocios para más tarde.
-¿Para qué sirve un contrato si no se tiene la intención de respetar las claúsulas? -preguntó Gersen.
Patch rodeó su escritorio con aire decidido, arrastrando los pies. Gersen se movió con velocidad y cogió el proyector del cajón semiabierto. Otwal rió con indiferencia.
-Acaba de salvarle la vida.
-Acabo de salvar nuestro segundo pago -rectificó Gersen-, ya que me habría visto obligado a matarle a usted también.

Jack Vance "La máquina de matar"