jueves, febrero 24, 2005

-¿Billy Windle vive en Thamber?
-Es un mundo real, no piense lo contrario. Lo sé, porque los roehuesos viven allí.
-Al igual que los dragones, las hadas, los ogros y los trasgos -sonrió Gersen.
-No me cree -se dolió el chico.
Un disco volante iluminado con luces rojas y azules descendió flotando de la oscuridad y tomó tierra. Se trataba de un suntuoso vehículo volador, embellecido con los complementos más sofisticados: faros de colores, planchas doradas y motivos vegetales verdes y dorados dotados de movimiento. Lo pilotaba un hombre delgado, de piernas largas y espalda musculosa, vestido con tanta suntuosidad como su aparato. Llevaba la cara teñida de negro y marrón; sus facciones eran regulares, esbeltas y juveniles. Un apretado turbante de tela blanca y un par de graciosos aros colgados de la oreja derecha completaban su atuendo. Estaba lleno de una nerviosa vitalidad. Al saltar a tierra pareció rebotar.
El recién llegado cruzó la pista con celeridad. Habló unas palabras con el señor Hoskins, que expresó su sorpresa y apuntó con un gesto interrogativo a la carretera. "Debe ser Billy Windle", pensó Gersen, apretando los dientes.
¿Dónde encajaba Kokor Hekkus en el esquema? ¿Era Billy Windle uno de sus agentes? Sólo había una manera sencilla y rápida de comprobarlo.
Estaban enfrascados en un intercambio; cada uno sostenía un sobre. Gersen dio un salto adelante y descargó su proyector sobre el vistoso sombrero de Billy Windle. Mientras Billy Windle se desplomaba, Gersen retorció el brazo del señor Hoskins, que soltó su arma. El señor Hoskins lanzó un grito de dolor mezclado con asombro, Gersen arrebató el sobre de las manos de Billy Windle y luego trató de hacer lo mismo con el del señor Hoskins. El sobre se rompió. Hubo una breve lucha y Gersen consiguió la mitad del sobre, la otra había ido a parar bajo el coche. Gersen le empujó hacia el vehículo aéreo de Billy Windle.
-Rápido, suba a bordo si no quiere que le haga daño.
Billy Windle se esforzaba por ponerse en pie. Gersen no tenía tiempo que perder. Los mandos del coche aéreo eran convencionales. Tiró con fuerza de la palanca principal. Billy Windle gritó algo que Gersen no pudo oír y, al tiempo que el coche aérero se elevaba, apuntó su proyector y disparó. El rayo rozó la oreja de Gersen y atravesó en diagonal la cabeza del señor Hoskins. Gersen disparó a su vez, pero a causa de la distancia sólo provocó una nube de polvo.
Sobrevoló Skouse, se desvió hacie el oeste y aterrizó junto a su nave. Condujo el cadáver del señor Hoskins a bordo, abandonó el llamativo coche aéreo y dirigió la 9-B al espacio. Conectó el acelerador y se consideró a salvo: ningún ingenio humano conocido podría interceptarle. Misión cumplida, como un buen obrero, sin esfuerzos excesivos: el señor Hoskins muerto y de camino hacia Alphanor, siguiendo al pie de la letra las instrucciones.

Jack Vance "La máquina de matar"