viernes, febrero 18, 2005

Así de sencillo, pensó Gersen. ¿Quién podía ser el señor Hosey, sino el señor Hoskins? Y ahora, ¿cómo encajaba Kokor Hekkus en el rompecabezas? Acompañó a los tres astronautas hasta la posada y entró con ellos, como un compañero más, a fin de no levantar sospechas.
Gersen cimentó la amistad invitando a una ronda de bebidas. Sólo había cerveza, floja y amarga, y un arrack blanco y picante.
El interior de la posada era acogedor, con el típico mostrador y el fuego que crepitaba en el hogar. Una camarera, vestida con una blusa ancha de color rojo y zapatillas de paja, servía las mesas.
A Gersen le habría gustado hablar más del señor Hosey, pero no se atrevió a insistir; Más Allá casi siempre solía implicar siniestros augurios.
Entraron algunos parroquianos y se sentaron frente al fuego. Bebían sus pintas de cerveza de un trago y hablaban con sus voces monocordes. Gersen preguntó al hombre que se encargaba de la bara si había sitio para dormir.
-Hace tanto tiempo que no tenemos huéspedes que las camas están apolilladas. Es mejor que vuelva a su nave.
-¿Podría enviar un recadero a la nave con un mensaje?
-Hay un chico en la parte de atrás que tal vez le hiciera el favor.
-Se lo diré.
El chico se presentó en el acto: un joven carente de expresión, el hijo del encargado de la barra. Gersen le dió una generosa propina y le hizo repetir tres veces el mensaje:
-Vengo a buscar al señor Hosey para que se presente en la posada inmediatamente.
El chico se marchó. Gersen esperó un momento, se deslizó fuera de la posada y siguió al muchacho hasta el espaciopuerto desde una prudente distancia.
Transcurrieron algunos minutos. El chico salió de la nave... solo. Gersen emitió un gruñido de decepción. Cuando el chico llegó a la carretera, Gersen le abordó. El muchacho dió un respingo y retrocedió, asustado.
-Vuelve aquí -dijo Gersen-. ¿Viste al señor Hosey?
-Sí, señor, le vi.
Gersen encendió la linterna y le enseñó una foto del señor Hoskins.
-¿Es este caballero?
-Sí, señor, el mismo -asintió el chico.
-¿Qué dijo?
-Me preguntó si conocía a Billy Windle -respondió el chico apartando la mirada.
-Billy Windle, ¿eh?
-Sí, señor. Y desde luego que no le conozco. Billy Windle es un roehuesos. Me dijo que si usted era Billy Windle subiera a la nave. Yo le contesté que no, que era un cosmonauta. Y entonces dijo que no trataría con nadie más que con el propio Billy Windle en persona.
-Ya veo. ¿Qué es un roehuesos?
-Así les llamamos aquí. Quizá en su mundo tengan otro nombre. Son seres que absorben la vida de otro y luego se van a vivir a Thamber.

Jack Vance "La máquina de matar"