martes, febrero 15, 2005

La primera noche, Gersen exploró Skouse. Las calles estaban sin pavimentar, descuidadas; había una comisaría, varios almacenes, una garaje, tres iglesias, dos templos y un tranvía que llevaba al océano. Localizó la posada: una estructura cuadrada de tres pisos construida en piedra, paneles de fibra y madera. Skouse era una ciudad adusta que traslucía aburrimiento, pereza e ignorancia. Gersen llegó a la conclusión de que la gente guardaba las apariencias.
Concentró su atención en la posada, donde el señor Hoskins residiría, en el caso de que estuviera allí. No pudo encontrar una ventana por la que mirar. Las paredes de piedra se resistían a su micrófono camuflado. Tampoco se atrevía a hablar con ninguno de los peatones que andaba por las tortuosas calles de Skouse.

Jack Vance "La máquina de matar"