lunes, febrero 13, 2006

-Tal vez lo más correcto sería interrogar al mismo Navarth sobre sus motivos -sugirió el Candidato Número 2.
-Creo que no. Navarth se sentiría confundido. Predica una falacia. Parece que fomente relaciones íntimas entre disfraces que andan. ¿Es esto posible? Lo dudo. Desde luego que no en el nivel de intensidad que a Navarth le gustaría.
-Entiendo, entiendo -dijo el Candidato Número 2-. Ahora sea buen chico y déjenos en paz. La joven y yo manteníamos una conversación privada.
-Le ruego que acepte mis excusas por interrumpirles. Pero la joven y yo habíamos planeado ir a recoger flores en el prado.
-Se equivoca. Un error disculpable desde el momento en que todo el mundo va vestido de arlequín.
-Si se ha producido un error no puedo menos que felicitarme, pues estoy encantado con esta deliciosa muchacha. Sea tan amable de disculparnos.
-Realmente, querido amigo, sus chistes carecen de toda gracia. ¿No ve que nos está molestando?
-Yo diría que no. En una fiesta de esta clase, en que los nervios se hallan a flor de piel, en que cualquier experiencia puede tener lugar, y por la que se pasea la muerte, conviene ser sabio y flexible. Fíjese en aquella mujer. Parece muy locuaz y preparada para discutir de todas las materias que incluye en su repertorio. ¿Por qué no se reúne con ella y charlan un rato?
-Creo que es a usted a quién desea -contestó el Candidato Número 2 con brusquedad-. Lárguese.
-Parece que tendrás que ser tú quién decida -dijo Gersen a Zan Zu-. ¿Conversación o flores?
Zan Zu titubeó, mirando alternativamente a uno y otro. El Candidato Número 2 clavó en ella sus ojos de fulgurante intensidad.
-Elige, si es que vale la pena decidir entre este patán y yo. Elige... pero elige con cuidado.
-Vamos a coger flores -pidió Zan Zu a Gersen.
El Candidato Número 2 parpadeó, buscó a Navarth con la mirada como para rogarle que intercediera, pero luego lo pensó mejor y se alejó.
-¿De verdad que quieres ir a coger flores? -preguntó Zan Zu.
-¿Sabes quién soy?
-Por supuesto.
-No quiero ir a coger flores, a menos que me lo pidas.
-Oh... Entonces, ¿qué quieres de mí?
-No lo sé muy bien.
Zan Zu le tomó del brazo.
-Pues vamos a coger flores y quizá lo averigüemos.

Jack Vance "El Palacio del Amor"