lunes, octubre 11, 2004

Siguiendo por un pequeño camino sin pavimentar, Gersen dio la vuelta a una ladera rocosa de la colina. Al final del camino encontró una casa de campo aislada y rectangular, sólida y funcional. Se aproximó con cuidado, aunque se presentía la indefinible sensación de hallarse vacía. Anduvo fisgando un poco a través de las ventanas, sin detectar nada de interés. Tras una rápida mirada a derecha e izquierda, abrió de un golpe una de las ventanas y cuidadosamente, previendo que Hildemar tuviese alguna trampa dispuesta, saltó al interior.
La casa era fuerte. Se intuía la influencia de Hildemar y se apreciaba en la atmósfera un olor acre y una sutil impresión de pomposidad, fanfarronería, rudeza y fuerza. Tenía cuatro habitaciones, destinadas a las funciones corrientes de una casa de tal tipo. Gersen realizó una rápida inspección de todo su interior, y después concentró su atención en la sala de estar. El techo estaba pintado de amarillo pálido y el suelo cubierto con una alfombra de fibra amarillo verdosa, y las paredes formadas por paneles de madera de diversos colores a tono con los restantes. En un extremo, Dasce tenía instalada una mesa de despacho y una pesada silla de madera tallada caprichosamente. La pared próxima a la mesa estaba sembrada de fotografías. Era Hildemar Dasce en todas las poses y en las más variadas épocas y situaciones.

Jack Vance "El rey estelar"