domingo, octubre 10, 2004

Cerca de la estación, Gersen alquiló un escúter volador giroscópicamente equilibrado, de cabina transparente. Con sus dos UCL depositados en la ranura el aparato le prestaría servicio por dos horas. Saltando a bordo se dirigió hacia el norte a través de las ruidosas calles de Sailmaker Beach.
El distrito residencial tenía un aspecto característico y úncio. Avente, una ciudad cosmopolita y agradable, era casi indistinguible de cincuenta ciudades distintas del Oikumene. Sailmaker Beach parecía un caso único en el universo conocido. Sus edificios eran de baja construcción, rodeados de muros espesos, construidos en su mayor parte de cemento prensado, pintados de blanco o colores claros desvaídos, que en la ardiente luz de Rígel resultaban detonantes, ya que incluso los colores pastel parecían intensos. Por alguna razón el lavanda y el azul pálido, mezclados con el blanco, eran los tintes más corrientes para los edificios. El distrito se hallaba habitado por individuos de nacionalidades distintas al mundo de Alphanor, formando cada una un enclave especial, con sus comercios, restaurantes y diversiones. Aunque separados por el origen, hábitos y fisonomía, los habitantes del distrito eran uniformemente volubles, sospechosos y extraños, desdeñosos de los forasteros y de cada grupo. Se ganaban la vida con el turismo, o trabajando en labores domésticas, o con pequeños negocios: animadores de lugares nocturnos de diversión, músicos y otras actividades en las innumerables tabernas, salas de fiesta, burdeles y restaurantes.
Al norte, se hallaba en una altura Melnoy Heights, donde la arquitectura cambiaba en edificios altos y estrechos, como una prolongación del gótico, cada uno pareciendo surgir de los muros del otro. Allí era donde Hildemar Dasce tenía su alojamiento. Tan metódico, como apresurado, Gersen comenzó a buscar la información precisa para localizar su residencia.

Jack Vance "Los príncipes demonio: El rey estelar"