lunes, octubre 04, 2004

Gersen se deslizó sin hacer ruido en el interior de la cabina, apuntando con su proyector el cuerpo del temible envenenador sarkoy.
-Scop Suthiro -dijo-, es un placer que no me esperaba.
Los ojos de perro de Suthiro se abrieron atónitos, parpadeando de sorpresa.
-Estaba esperando que viniese.
-Vaya, ¿y puede saberse para qué?
-Deseaba continuar la discusión de la noche anterior.
-Estábamos hablando de Godogma, el paseante de largas piernas, que lleva ruedas en los pies. Es una cosa hecha, ya que ha pasado sobre el sendero de tu vida y nunca volverás a vagar con tu carromato por las estepas de Gorobundur.
Suthiro se quedó mirando fijamente a Gersen, estirado y receloso.
-¿Qué le ha ocurrido a la chica? -preguntó Gersen controlando la voz.
Suthiro reflexionó y trató de dar la respuesta más inocente.
-Se la llevó Hildemar Dasce.
-Sí, claro, con tu complicidad. ¿Y dónde se encuentra ahora?
Suthiro se encogió de hombros.
-Hildemar había ordenado matarla. Vaya, no sé por qué... Me dijo muy poca cosa. Dasce no la matará. No, hasta que sepa lo que quiere saber y haga de ella un total uso a su capricho. Es un khet.
Suthiro dejó escapar tal epíteto, una metáfora que ligaba a Dasce con la fecunda y obscena mentalidad de un sarkoy.
-¿Ha salido de Alphanor?
-Oh, sí -respondió Suthiro ante la ingenuidad de Gersen-. Probablemente habrá ido a su pequeño planeta.
Suthiro hizo un gesto de malestar que le aproximó algunas pulgadas a Gersen.
-¿Dónde está ese planeta?
-¡Ja! ¿Supone usted que me lo iba a decir a mi? ¿O a cualquier otro?
-En tal caso... pero necesito obligarte a quedarte atrás.
-¡Puaf! -murmuró Suthiro con una infantil sonrisa de petulancia-. Puedo envenenarle a usted en el momento que desee.
Gersen dejó correr una débil sonrisa a través de sus labios.
-Yo ya te he envenenado a ti.
Suthiro levantó las cejas.
-¿Cuándo? Usted nunca se aproximó a mí.
-Sí. La pasada noche. Mira el dorso de tu mano derecha.
Suthiro miró fijamente con horror la señal roja.

Jack Vance "El rey estelar"