jueves, abril 12, 2007

El pálido rostro del presidente Dalt no se alteró en lo más mínimo.
-En la audiencia preliminar dictaminé que únicamente el propietario de la nave en el momento del supuesto delito podía prestar una declaración pertinente. No veo motivos para cambiar de opinión. La peculiaridad del testigo es marginal, y no afecta el dictamen.
-En efecto -asintió Ottile Panshaw con una mueca de pesar-. Su punto de vista es que si Lens Larque deseara prestar declaración ante un tribunal vegano, no se habría convertido en un criminal.
El fantasma de una sonrisa aleteó en los labios del presidente Dalt.
-Exacto. El tribunal reanuda la sesión mañana. ¿Irá a testificar ese tal Larque?
-¿Puedo preguntar si nuestra conversación es extraoficial y confidencial? -dijo Ottile Panshaw bajando la voz.
-¡No puedo asumir ese compromiso!
-En tal caso, no le diré nada.
-Su conducta es muy expresiva. Sospecho que la persona de la que hablamos no se halla muy lejos.
-Planteemos una hipótesis: Si Lens Larque estuviera aquí, ¿aceptaría tomarle declaración in camera?
El presidente Dalt enarcó las cejas.
-Espero que acuda a testificar para esclarecer el caso. Es de conocimiento público que ha robado, torturado y asesinado; le costará muy poco cometer perjurio. ¿Aportará pruebas a su declaración?
-Usted y yo, señor -rió suavemente Ottile Panshaw-, a pesar de nuestras diferencias, somos seres humanos normales. Lens Larque es muy distinto. No osaría pronosticar su declaración. Las pruebas pueden o no existir. En su dictamen del otro día, usted señaló que sólo necesitaba el testimonio del propietario.
-Es evidente que el caso del Banco de Cooney contra la Ettilia Gargantyr se sale de lo corriente. El único modo de aplicar la mayor equidad posible consiste en dejar de lado los antecedentes de los actores. Me he impuesto como objetivo juzgar cada caso ateniéndome a los hechos desnudos. Sin embargo, pese a mi inclinación por los procedimientos formales, me comprometo a escuchar el testimonio de ese hombre in camera. Tráigale a mis aposentos dentro de dos horas. Tomo esta decisión extrema en interés de la imparcialidad y la equidad.
-¿Será tan amable de venir conmigo a un lugar que yo eligiré? -sonrió tímidamente Ottile Panshaw.
-Por supuesto que no.
-Ha de comprender el azoramiento de esa persona.
-Si hubiera llevado una vida sin mácula, podría caminar sin temor.
-Oh, ya lo hace. -Ottile Panshaw se levantó y titubeó unos segundos. Su boca dibujó una mueca tragicómica-. Haré lo que pueda.

Jack Vance "El rostro"