jueves, enero 25, 2007

Una tormenta se desencadenó el maaspor la mañana en el lago Feamish. Remolinos de agua se estrellaban contra los cimientos del Estremont. Las altas ventanas de la sala del tribunal filtraban una mortecina luz grisácea, y los tres candelabros que simbolizaban los tres planetas de Vega brillaban en todo su esplendor. El secretario general, ataviado con ropajes negros y escarlata y un sombrero de franela negro, se sentó ante su mesa. Dos alguaciles custodiaban la puerta, rígidos, vigilantes y preocupados por la reputación del presidente Dalt. A la derecha se sentaba el abogado Duay Pingo con sus clientes, y a la izquierda el abogado Jehan Addels con los directivos del banco de Cooney. Había acudido media docena de espectadores, por razones que sólo ellos conocían. La sala estaba en silencio. Sólo se oía el lejano murmullo de las olas al estrellarse contra las rocas.
Una campana indicó que era media mañana. De una cámara posterior surgió el presidente Dalt, un personaje de mediana estatura y enjuto que lucía los emblemas del Tribunal Supremo. El birrete ceñía su frente y los flecos cubrían sus orejas. Sin mirar ni a derecha ni a izquierda subió al estrado y paseó una rápida mirada por la sala; su tez blanca como el yeso y sus facciones rígidas creaban un efecto de austera elegancia.
Los rituales del sistema judicial vegano se habían ido modificando con el paso de los siglos, pero todavía eran notables por sus homologías simbólicas. El presidente del tribunal ya no era transportado hasta el estrado por cuatro vírgenes ciegas, pero su asiento ("la Balanza") todavía descansaba sobre un fulcro en forma de cuña, si bien presidentes más progresistas exigieron puntales estabilizadores para moderar la oscilación de la Aguja de la Justicia.
El presidente Dalt había ordenado la colocación de rígidos estabilizadores para la Balanza, a fin de mantener en equilibrio la aguja.
El pregonero apareció en la galería que había detrás del estrado.
-¡Que todo el mundo oiga y atienda! ¡Esta sagrada corte, presidida por el Muy Honorable Presidente Dalt, inicia la sesión! -Arrojó tres plumas al aire para simbolizar la liberación de tres palomas blancas. Alzó los brazos al cielo y gritó-: ¡Que las alas de la verdad sobrevuelen esta tierra a lo largo y a lo ancho! La Corte de la Igualdad Interplanetaria celebra sesión.
Bajo los brazos, retrocedió hacia la glorieta y desapareció.
El presidente Dalt golpeó la mesa con el mazo y echó una ojeada al sumario.
-Escucharé las declaraciones preliminares sobre el caso del Banco de Cooney contra la Compañía de Transportes Celerus, la nave Ettilia Gargantyr, sus oficiales y propietarios legales. ¿Se hallan presentes las partes en litigio?
-Preparados los demandantes, su señoría -dijo Addels.
-Preparada la defensa, su señoría -dijo Duay Pingo.
-Sea tan amable de formular su acusación -se dirigió el presidente Dalt a Addels.

Jack Vance "El rostro"