miércoles, diciembre 20, 2006

Gersen se sentó en el vestíbulo del Domus San Revelras, la antigua nave en la que los cenobitas habían transpirado bajo la mirada del Ojo Gnóstico. Los propietarios del actual Domus sabían poco de Gnosis, y mucho menos del Ojo, pero poca gente contemplaba la gran cámara sin asombrarse.
El trémulo sonido de un gong milenario señaló la última hora de la tarde. Un joven alto y delgado, de nariz aquilina, ojos grises muy claros y aire de despreocupada inteligencia entró en la cámara. Se trataba de Maxel Rackrose, corresponsal local de Cosmópolis, designado ahora para ayudar a 'Henry Lucas', la identidad que Gersen utilizaba en su papel de escritor especializado para Cosmópolis.
Maxel Rackrose se dejó caer en una silla junto a Gersen.
-El asunto que le interesa es tan elusivo como siniestro.
-Lo que le proporciona una fascinación suplementaria.
-Sin duda. -Rackrose sacó un fajo de papeles-. Después de una semana de pesquisas, apenas sé algo más que antes. El tipo es un genio en lo que concierne a guardar el anonimato.
-Por lo que sabemos -dijo Gersen-, está sentado aquí, en el vestíbulo del Domus. No es tan improbable como usted supone.
Rackrose agitó la cabeza con aire de confianza.
-He pasado una semana con Lens Larque; le olería a dos kilómetros de distancia.
No convenía pasar por alto esas convicciones, pensó Gersen.
-Aquel hombre corpulento, con gafas..., ¿podría ser Lens Larque?
-Definitivamente, no.
-¿Está seguro?
-Desde luego. Huele a pachulí y a ispanola, lo que sería impropio de Lens Larque. En segundo lugar, corresponde a la descripción de Lens Larque sólo en que es grande, calvo y va mal vestido. En tercer lugar -Rackrose emitió una risita desenvuelta-..., da la casualidad de que conozco a ese hombre, un tal Dett Mullian, fabricante de farolillos de taberna antiguos para turistas.
Gersen sonrió con ironía, pidió té a un camarero cercano, y volvió su atención a los documentos de Rackrose.

Jack Vance "El rostro"