miércoles, diciembre 13, 2006

De Vida, volumen I, de Unspiek, barón Bodissey:
"Si las religiones son enfermedades de la psique humana, como afirma el filósofo Grintholde, las guerras de religión deben ser consideradas como las llagas y los cánceres resultantes que infectan al conjunto de la raza humana. Éstas son las más detestables de todas las guerras, puesto que no tienen como objetivo una ganancia tangible, sino imponer un conjunto de creencias arbitrarias a quienes piensan de otra manera."
"Pocos de tales conflictos igualan en grotescos excesos las Primeras Guerras Veganas. El problema deriva, en un principio, de un bloque de alabastro blanco sagrado que los aloysianos pretendían para el templo de San Revelras, mientras que los ambrosianos exigían el mismo bloque para el templo de San Bellaw. La batalla culminante en el Páramo de Rudyer es un episodio que pone a prueba la imaginación. El lugar: una altiplanicie brumosa de las montañas Mournan; la hora: al caer la tarde, cuando las nubes apenas dejan pasar levísimos destellos de la luz pálida de Vega. Un grupo de fieros ambrosianos aguarda en la parte más elevada; portan vaporosos mantos de color pardo, y estacas torcidas talladas con madera de tejo corrib. Abajo está concentrado un número más elevado de aloysianos, hombres bajos, de piernas cortas, rechonchos y corpulentos, todos con la perilla y el penacho en medio de la cabeza afeitada, provistos de cuchillos de cocina y herramientas de jardinería."
"El hermano Whinias emite un grito en una lengua desconocida. Los ambrosianos se precipitan ladera abajo entre chillidos histéricos, y caen sobre los aloysianos como salvajes. La batalla se mantiene indecisa durante una hora, sin que ninguno de los dos bandos adquiera ventaja sobre su contrario. A la puesta del sol, el corneta ambrosiano, obedeciendo las rigurosas leyes de la orden, da los doce toques que anuncian las vísperas. Los ambrosianos, de acuerdo con su costumbre invariable, adoptan una actitud devota. Los aloysianos aprovechan la coyuntura, y exterminan a la partida de ambrosianos mucho antes de su hora de oraciones. Así termina la Batalla del Páramo de Rudyer."
"Los escasos supervivientes ambrosianos se refugian, vestidos con ropas seculares, en la Ciudad Vieja donde, al cabo del tiempo, se convierten en un astuto grupo de mercaderes, cerveceros, taberneros, anticuarios, prestamistas y, acaso, administradores de negocios más oscuros. En cuanto a los aloysianos, la orden se desintegra ese mismo siglo; su fervor queda reducido a una pintoresca tradición. El templo de San Revelras se convierte en el Domus, la mayor hospedería de Vega. El templo de San Bellaw no es más que un triste túmulo de piedra cubierta de musgo."

Jack Vance "El rostro"