martes, agosto 09, 2005

El sol se hundió en el crepúsculo que invadía el campo. Gersen detuvo la fortaleza al borde de un solitario riachuelo. Cenaron las raciones detinadas a la dotación, y luego confinaron a Paderbush en el pañol de popa.
Gersen y Alusz Iphigenia salieron afuera y contemplaron el vuelo de las luciérnagas. Sobre sus cabezas se desplegaban las constelaciones de Thamber: copiosas al sur, diseminadas al norte, donde comenzaba el espacio intergaláctico. Una criatura nocturna elevó su canto en el bosque adyacente. El aire suave transportaba un frondoso aroma a vegetación. A Gersen no se le ocurría nada que decir. Suspiró y tomó la mano de la joven, que no hizo ningún esfuerzo para soltarla.
Estuvieron sentados durante horas con la espalda apoyada en la fortaleza. La lúgubre campana de algún pueblo cercano marcaba el paso del tiempo. Por fin, Gersen extendió su capa y durmieron sobre la suave hierba.
Al amanecer prosiguieron su viaje hacia el oeste. El terreno experimentó una transformación: el paisaje de colinas boscosas y valles dio paso a montañas cubiertas de árboles altos, parecidos a coníferas. Las casas, más primitivas, disminuyeron en número, desaparecieron las mansiones, y sólo los castillos se cernían sobre el valle y el río. En una ocasión, la silenciosa y veloz fortaleza se topó con un grupo de hombres armados que gesticulabn y se movían, completamente borrachos, en mitad del camino. Vestían con andrajos y llevaban arcos y flechas.
-Bandidos -dijo Alusz Iphigenia-. La escoria de Misk y Vadrus.
Dos torreones de piedra flanqueaban la frontera; la fortaleza los rebasó. Al instante, unos clarines atronaron el aire.
Una hora más tarde la fortaleza se detuvo en un lugar desde el que se dominaba la panorámica de una campiña ondulada.
-Ahí está Vadrus -señaló Alusz Iphigenia-. ¿Ves esa mancha blanca al otro lado del bosque? Es la ciudad de Carrai. Gentilly está más al oeste, pero en Carrai me conocen bien. Sion Trumble ha ofrecido con frecuencia su hospitalidad a mi familia, pues en Gentilly soy una princesa.
-Y ahora serás su prometida.
Alusz Iphigenia fijó la vista al frent, hacia Carrai, con tristeza y amargura, como si recordara algo doloroso.
-No. Ya no soy una niña. No todo es tan fácil. Antes hubo Sion Trumble... y Kokor Hekkus. Sion Trumble es un guerrero, y debe de ser tan brutal en la lucha como en otras cosas. Pero para la gente de Vadrus trata de hacer justicia. Kokor Hekkus, por descontado, es la encarnación de la maldad. Habría elegido sin duda a Sion Trumble. Ahora no quiero a ninguno. Ya he tenido bastantes emociones. De hecho, temo que he aprendido muchas cosas desde que me fui de Thamber, y que he perdido mi juventud.

Jack Vance "La máquina de matar"