viernes, julio 29, 2005

Mandíbulas mordieron el casco de metal, púas envenenadas hirieron y rasgaron carne. Recobrada la energía, la fortaleza se irguió. El dnazd chocó de nuevo contra los segmentos de metal. Uno de los ojos escupió fuego; el dnazd perdió el uso de una pata. Otra andanada destrozó un segmento central, y el dnazd resbaló y trató desesperadamente de conservar el equilibrio. La fortaleza se movió hacia atrás; los ojos dispararon. El dnazd quedó convertido en un montón de carne.
Gersen avanzó palmo a palmo. Apuntó el proyector a la célula de bloqueo. Como antes, la fortaleza se vino al suelo. Se abrió la escotilla. Los tripulantes bajaron por la escalera. Gersen les contó: ...nueve...diez...once. Estaban todos fuera. Cuchichearon en voz baja y luego fueron a ver el dnazd muerto. Al darse la vuelta se encontraron frente a Gersen, que les apuntaba con el proyector.
-Daos la vuelta. Poneos en fila con las manos arriba. Mataré a cualquiera que me ocasione problemas.
Hubo unos instantes de indecisión: los hombres calculaban sus posibilidades de convertirse en héroes. Todos decidieron que eran escasas. Gersen celebró el hecho con una descarga de energía que chamuscó el suelo a sus pies. De mala gana, los rostros deformados en máscaras de odio, dieron la vuelta. Alusz Iphigenia fue a reunirse con Gersen.
-Mira dentro. Asegúrate de que están todos fuera.
Volvió al cabo de poco rato para informarle que la fortaleza estaba vacía.
-Ahora -dijo Gersen a los once hombres- haced exactamente lo que os diga, si apreciáis en algo vuestras vidas. El primer hombre de la derecha que retroceda seis pasos. -Le obedeció sin rechistar. Gersen cogió su arma, un pequeño pero peligroso proyector de un diseño que nunca había visto-. Échate en el suelo boca abajo y pon los brazos en la parte más estrecha de la espalda.
Uno por uno los once retrocedieron, se echaron al suelo, fueron desarmados y atados con tiras de sus propios vestidos.
Gersen les dio la vuelta uno por uno para ver sus caras. Ninguno era Seuman Otwal.
-¿Quién de vosotros es Kokor Hekkus? -preguntó.
Reinó el silencio; luego, el hombre al que había despojado del proyector habló:
-Está en Aglabat.
Gersen ladeó la cabeza hacia Alusz Iphigenia.
-Conoces a Kokor Hekkus. ¿Alguno de estos hombres se le parece?
Alusz Iphigenia miró intensamente al hombre que había hablado.
-Su cara es diferente... pero su estilo, su forma de andar es la misma.

Jack Vance "La máquina de matar"