martes, mayo 03, 2005

Patch abrió las puertas de par en par, introdujo a Gersen en el cavernoso interior y señaló la sección que había sido tapiada y aislada de la planta.
-Sewman Otwal insistió en que debía guardarse el mayor de los secretos. Ante su insistencia, utilicé empleados de la máxima confianza, sometiéndoles a un proceso hipnótico en que les ordenaba que olvidaran todo cuanto vieran en el taller B después de salir por la puerta. También añadí la sugestión de que trabajaran con gran celo y precisión, de que no sintieran hambre, sed, ganas de hablar o fatiga durante las horas de trabajo; y debo decir que jamás vi un equipo de trabajadores más admirable. Estaba a punto de hacer lo mismo con el resto de la plantilla cuando me raptaron; de hecho, pensé que me había topado con asesinos a sueldo del Sindicato Protector de los Trabajadores.
Acompañó a Gersen por la tienda a través de fraguas, cortadoras, moldes, soldadores y tornos, hasta llegar frente a una puerta que ostentaba el símbolo universal PROHIBIDO EL PASO, en letras rojas de un palmo de ancho. Patch compuso la combinación que abría la cerradura.
-Puesto que somos socios no debe haber secretos para usted.
-En efecto -dijo Gersen.
La puerta se deslizó a un lado, atravesaron la antesala y accedieron al Taller B. Allí estaba la fortaleza ambulante. El lenguaje melifluo de Patch no había preparado a Gersen para el feroz aspecto del ingenio.

Jack Vance "La máquina de matar"