viernes, abril 29, 2005

Enardecido por el tema, Otwal obsequió a Patch con una larguísima disquisición sobre el terror. Según Otwal, había dos variedades de terror: el instintivo y el condicionado. Ambos tipos debían ser producidos simultáneamente, pues uno solo no anulaba por completo las reacciones del sujeto. El método de Kokor Hekkus consistía en identificar y analizar estos factores. En el momento de la aplicación seleccionaba e intensificaba los factores de máxima potencia.
-¡Uno no puede asustar a un pez con la amenaza de ahogarlo! -sentenció Seuman Otwal.
La narración continuó durante media hora, y la inquietud de Patch fue aumentando a cada segundo. Después de la partida de Otwal discutió largo rato con su conciencia sobre la moralidad de construir semejante horror.
-¿Alguna vez sospechó que Seuman Otwal podía ser el propio Kokor Hekkus? -le interrumpió Gersen.
-Desde luego, hasta el día en que Kokor Hekkus entró en la tienda. No se parecía en nada a Seuman Otwal.
-Descríbale, por favor.
-Es difícil. No presenta rasgos notables. Es tan alto como usted, ágil y nervioso, cabeza ni grande ni pequeña, facciones regulares y bien dibujadas. Lleva la piel teñida de un tono oscuro y viste al modo de los cabellosblancos viejos. Sus modales son corteses, casi afectados, pero ni convencen ni tratan de convencer. Sus ojos, mientras habla pausadamente y escucha con atención, siempre brillan, y uno sabe que está pensando en las extrañas cosas que ha visto y en las siniestras hazañas que ha llevado a cabo.
Los dos niños, que deseaban saber dónde estaba Rígel, interrumpieron la conversación. Gersen señaló la blanca llamarada en la lejanía y volvió su atención a Patch, que seguía describiendo su desorden mental. Había sufrido, afirmó, toda clase de escrúpulos, recelos y temores, pero al fin decidió guiarse por dos consideraciones: primero, ya se había comprometido desde el momento en que el dinero obraba en su poder, la cantidad de 427,685 UCL; y segundo, si no era él quien construía la máquina, otros lo harían. Así que inició el trabajo, a pesar de su íntima convicción de estar creando un mecanismo diabólico.
Gersen escuchaba sin hacer comentarios y, de hecho, no experimentaba una gran desaprobación. Patch parecía un individuo inofensivo que, para su desgracia, carecía de una moralidad automática.

Jack Vance "La máquina de matar"