viernes, abril 22, 2005

Gersen siguió examinando la lista. Después de los ocho huéspedes valorados en 100,000,000 de UCL, sólo había uno más que no sobrepasaba el techo de los cien millones:
Patch, Myron: 56, varón
Rescisión: 427,685 UCL
El empleado, que había atendido a otro cliente mientras Gersen consultaba la lista, volvió.
-¿Alguna de nuestras "existencias" satisface sus necesidades?
-Deseo hacer una inspección personal, naturalmente.
-Una cosa más, señor. En cuanto al artículo Eperje-Tokay, no se permite ni el más mínimo placer de curiosear. Antes de inspeccionar esa "existencia" deberá depositar una fianza de diez mil UCL, a descontar del monto total de la rescisión.
-No me interesa hasta ese punto.
-Como quiera.
El empleado llamó a un conserje, quien condujo a Gersen desde la sala de recepción hasta un pasillo que desembocaba en un patio.
-¿Qué artículos en particular desea inspeccionar?
-Como sabe, soy neutral.
-Sí, señor.
-Tengo unos cuantos UCL para invertir en lo que más me convenga. Estoy seguro de que sabe a qué me refiero. Si me indica el camino más provechoso, será una simple cuestión de justicia que comparta mi buena suerte con usted.
-Todo esto me parece muy sensato... siempre que las reglas de la compañía sean respetadas.
-No se trata de nada ilegal. -Gersen extrajo doscientos UCL en billetes-. Habrá más en función de la información que me proporcione.
-Muy bien. En esa dirección están los cubículos de clase E, para huéspedes cuyos amigos y seres queridos no pueden rescatarlos, y que ahora, para ser francos, esperan ser vendidos como esclavos. Los alojamientos llegan hasta los llamados Jardines Imperiales, en lo alto de la colina. Los huéspedes deben permanecer en sus aposentos durante las horas de inspección matutinas, pero se les permite elegir algún tipo de diversión después de comer, y la tarde es el período social. Algunos de nuestros huéspedes encuentran la experiencia relajante y se sienten agradecidos a sus avaladores.
Guiado por el ahora locuaz conserje, Gersen examinó los miserables especímenes de los cubículos de clase E, y luego los de las clases D y C. Ante cada cubículo colgaba un cartel con los datos del inquilino, nombre, estatus y precio de venta.

Jack Vance "La máquina de matar"