martes, mayo 10, 2005

Dos meses después, Seuman Otwal seguía sin aparecer. Tras vehementes protestas, Patch llamó de nuevo al hotel Halkshire, pero Seuman Otwal no había dado señales de vida. Gersen comenzó a sentirse inquieto y buscó otras vías para localizar a Kokor Hekkus. La propia fortaleza, razonó, tenía que proporcionarle algún tipo de información. Investigó en los archivos y extrajo el conjunto de planos, instrucciones y correspondencia, extendiendo todos estos elementos ante él.
En ningún lugar se especificaba el nombre o las características del planeta en el que funcionaría el monstruo metálico.
Repasó el material en busca de alguna indicación indirecta del Planeta X, cualquier información implícita en los datos.
No había la menos mención de equipo de acondicionamiento de aire; parecía obvio que la atmósfera del planeta sería de un tipo normal o seminormal.
Un párrafo de las instrucciones decía:

"El vehículo, con todo su peso, debe poder sortear pendientes de cuarenta grados
(dando por sentada una correcta locomoción) a una velocidad mínima de quince
kilómetros por hora; atravesar con facilidad y seguridad terrenos accidentados,
por ejemplo, un campo sembrado de fragmentos irregulares de rocas de un metro y
medio de diámetro; cruzar grietas, hendeduras o fosos de hasta seis metros de
ancho."

Una anotación en otro lugar puntualizaba:

"La energía requerida ha sido calculada sobre la base de un 75% de rendimiento
termodinámico, con un factor de capacidad al 100%"

Gersen se puso a trabajar con la regla de cálculo, el intégrafo y la calculadora manual. Averiguó la masa de la fortaleza y la energía necesaria para conseguir que la fortaleza ascendiera una pendiente de 40° a una velocidad de quince kilómetros por hora. A partir de esta información y del factor de capacidad, calculó la gravedad del planeta X: 0,84, lo que implicaba un diámetro de once a doce mil kilómetros.
No estaba mal, pero aún se hallaba lejos de lograr una información definitiva. Gersen volvió a estudiar las instrucciones. Eran extremadamente concretas, sin margen para la improvisación, con catorce bocetos a todo color que mostraban la fortaleza desde todos los ángulos. La fortaleza sería esmaltada con diferentes tonos de negro, marrón obscuro, rosa y azul pastel. Hasta los esmaltes y pigmentos estaban especificados mediante gráficos de reflectancia. Quedaba por indicar una variable: el color de la luz al incidir sobre la superficie del ingenio. Penstivamente, Gersen llamó al especialista en colores de la planta y solicitó una serie de placas esmaltadas de acuerdo con el gráfico.

Jack Vance "Los príncipes demonio: La máquina de matar"