lunes, marzo 07, 2005

-Sí, sin la menor duda. Nunca olvido una cara aunque hayan transcurrido dieciocho años, como en este caso.
El interés de Gersen empezó a disminuir. El viejo seguía hablando sin prestarle atención. Seguro, pensó Gersen, o casi seguro que el hombre no era un enviado de Kokor Hekkus para tenderle una trampa.
-...en Pontefract, Aloysius, donde serví como Escriba Mayor de la Inquisición. Apareció ante la Guldunería y, según creo recordar, desplegó una actitud altamente insolente, considerando la gravedad de los cargos.
-¿Y cuáles eran? -preguntó Gersen.
-Desfalco con intento de sobornar a los investigadores, posesión ilegal de antigüedades e injurias. Su arrogancia estaba completamente justificada, puesto que se libró del castigo, salvo una amonestación. Era evidente que Kokor Hekkus había intimidado al jurado.
-¿Y usted vio a este hombre ayer?
-Sin duda. Se cruzó conmigo en la Vía Slideway y se dirigió al norte, hacia Sailmaker Beach. ¡Si me tropiezo con este empedernido delincuente por pura casualidad, imagínese cuántos andan sueltos!
-Una grave situación -declaró Gersen-. Ese hombre debería estar bajo vigilancia. ¿Recuerda su nombre?
-No, pero ¿qué ganaría con ello? Le aseguro que no es el que usaba entonces, ni el que usa ahora.
-¿Tiene algún rasgo característico?
El hombre frunció el ceño.
-Ninguno que sea notable. Nariz y orejas grandes, ojos redondos y juntos. No es tan viejo como yo. Sin embargo, he oído decir que la gente del planeta Fomalhaut tarda en crecer debido a la naturaleza de sus alimentos, que cuajan la bilis.
-Ah, era un sandusko.
-Hizo su declaración con un estilo extraordinario, que sólo podría describir como vanagloria.
-Posee usted una memoria singular -rió Gersen cortésmente-. ¿Cree usted que ese sandusko vive en Sailmaker Beach?
-¿Por qué no? Es un lugar donde esa gente poco ortodoxa tiende a reunirse.
-Es cierto.
Tras unos breves comentarios más, Gersen se puso en pie y se despidió.

Jack Vance "La máquina de matar"