jueves, marzo 31, 2005

-Con eso será suficiente -dijo Zaum secamente-. ¿Cómo le cogieron?
-Una estupidez. Tenía que haberme marchado a Alphanor con los otros, pero elegí quedarme. Me aburre Más Allá. Soy un hombre que sabe apreciar los refinamientos.
-Se le tratará con gran refinamiento.
Castilligan meneó la cabeza con un pesar frío e impersonal.
-Sí, es una pena. Podría solicitar la modificación, pero me gusta como soy, vicios incluidos. Sería un modificado muy fastidioso.
-Es su opción, por supuesto -dijo Zaum-. De todas maneras, no es tan malo si le gusta vivir al aire libre.
-No -respondió Castilligan con determinación-. Lo he pensado muchas veces, y lo encuentro parecido a la muerte. El querido y jovial Rob Castilligan desaparece y con él toda la joie de vivre, toda la luz del mundo; entonces entra en escena el honrado y aburrido Robert Meachum Castilligan, soso como el agua, incapaz de robar un trozo de carne para su abuela hambrienta. Con suerte volveré del satélite dentro de unos cinco años, tal vez menos.
-Evidentemente, piensa cooperar con las autoridades...
-Lo menos que pueda, y espero conseguir una medalla de oro.
-¿Quiénes fueron sus cómplices en el secuestro de Audmar?
-Por favor, señor. No esperará que un hombre hable mal de sus colegas. ¿No ha oído hablar del honor entre ladrones?
-No hable de honor -respondió Zaum-. Usted no es mejor que cualquiera de nosotros.
-De hecho -admitió Castilligan-, ya he desnudado mi alma ante la policía.
-¿Los nombres de sus cómplices?
-August Wey, Pyger Symzy.
-¿No participó Kokor Hekkus directamente?
Los labios de Castilligan se tensaron de repente en las comisuras.

Jack Vance "La máquina de matar"