miércoles, junio 30, 2004

Éstas serían las líneas básicas de su plan. Pero Gersen consideró que aquellos pasos lógicos quizá no resultaran tan fáciles. No se atrevería a despertar las sospechas de Malagate. Hasta cierto punto, la posesión del archivo de Teehalt le resultaba casi como un seguro de vida; pero en cuanto Malagate sintiera la menor amenaza personal, encontraría muy pocas dificultades en preparar, sin el menor escrúpulo, un asesinato. Por el momento, la iniciativa estaba en sus manos y debería actuar sin precipitación.
Su atención se distrajo con la presencia de dos preciosas chicas sentadas en el restaurante, cerca de donde se hallaba, evidentemente llegadas con objeto de dar la bienvenida o despedir a algún amigo. Gersen las contempló, sintiendo en su interior el vacío de su vida íntima. La frivolidad... seguramente aquellas chicas tendrían muy poco dentro de la cabeza. Una se había teñido el cabello de verde floresta y maquillado el rostro de un delicado verde lechuga. La otra lucía una peluca fabricada con láminas de metal de color lavanda, y llevaba además una elaborada cofia de hojas de plata cuyos adornos le colgaban por la frente y a los lados.

Jack Vance "El rey estelar"