domingo, mayo 30, 2004

Prosografía

Un rostro luce puntiagudos bigotes, espesas cejas, enmarcado por enmarañada y churrigueresca melena. Ojos inteligentes, fríos, analíticos; boca inexpresiva, nariz aguileña. Orejas perdidas en el laberinto de su cabellera. Cara y melena ubícanse sobre el plato del cuello de gorguera; jubón negro como la noche, negro como el misticismo, como las catedrales, como la severa inquisición, haciendo juego con bigote, cejas y melena del mismo color; tal obscuridad contrasta con la piel blanca, que apenas asoma por gorguera y mangas. Su izquierda sostiene la presuntuosa paleta del pintor, de claros y oscuros colores. Diestra que blande el pincel, delicado instrumento creador de innumerables mundos y fantásticas visiones. Un detalle nuevo: de calatrava la insignia, la cruz, luce en su pecho. Me preguntas quién es; yo te contestaré: Este noble que no lo fue en vida, el el autor de "las meninas", cuadro en el que para describírtelo, me inspiré.

Rhein

Santa Ana, Sonora, verano de 1986.