lunes, abril 26, 2004

Caricatura

Un comerciante ruso

Alexei Andreievitch Lucanov era un notable comerciante. Sus ojos, canicas verdigrises, irradiaban desconfianza. Naríz de albóndiga reseca, con diminutos hoyuelos supurantes de un fluido parecido a la miel. La pequeña e impecable boca denotaba una expresión de vulgar altivez, y cuando se abría, dejaba ver gastados dientillos de rata, destacándose entre ellos uno descomunal, amarillo... ¿Sería oro? No se podía saber por lo opacado que estaba. Su cabeza, con unos cuantos cabellos amarillentos, escrupulosamente peinados como librillo. El conjunto que su cabeza presentaba era como el de una pequeña papa redonda, añadiendo a ello una grosura consistente en una discreta papada, circundada por un alto cuello almidonado, daba la impresión de que si despegásemos la cabeza del cuello, encontraríamos adentro dulces, chocolates y todo tipo de confitería.

Rhein

Santa Ana, Sonora, Verano de 1986.