El archivo del monitor de Lugo Teehalt alimentó los impulsos electrónicos del computador, que resumió la información, la combinó con las ecuaciones descriptivas de las posiciones previas de la espacionave y despachó las instrucciones al piloto automático, que gobernó la nave en un curso paralelo a la línea entre Alphanor y el planeta Smade.
Transcurrió el tiempo. La espacionave atravesaba nuevas regiones, donde ningún hombre había pasado jamás, excepto Teehalt. Por todas partes brillaban las estrellas a millares, a millones, titilando, resplandeciendo de luz, sugiriendo la vastedad infinita del Universo, con sus incontables mundos habitados por quien sabía qué, cada uno trayendo a la mente fantásticas imágenes, evocando maravillas, ofreciendo la tentación de lo inédito, un misterio, la promesa de cosas jamás vistas, la oferta de conocer lo desconocido y de la belleza jamás sentida.
Jack Vance "Los príncipes demonio: El rey estelar"
Transcurrió el tiempo. La espacionave atravesaba nuevas regiones, donde ningún hombre había pasado jamás, excepto Teehalt. Por todas partes brillaban las estrellas a millares, a millones, titilando, resplandeciendo de luz, sugiriendo la vastedad infinita del Universo, con sus incontables mundos habitados por quien sabía qué, cada uno trayendo a la mente fantásticas imágenes, evocando maravillas, ofreciendo la tentación de lo inédito, un misterio, la promesa de cosas jamás vistas, la oferta de conocer lo desconocido y de la belleza jamás sentida.
Jack Vance "Los príncipes demonio: El rey estelar"
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