jueves, octubre 28, 2004

Detteras habló el primero con voz helada por la rabia.
-¿Por qué no me contó sus planes antes de salir? Usted insistió en la urgencia de despegar, obligándome a posponer nuestros compromisos y causarnos muchos inconvenientes.
-Es cierto que debe tener algún motivo para estar resentido ?repuso Gersen con la mayor calma-; pero puesto que mi propio tiempo también está limitado, pensé que lo mejor sería combinar ambos planes. Con un poco de suerte, este asunto no llevará mucho tiempo y continuaremos nuestro camino sin otra demora. Primero, llevaré la nave lo bastante cerca de la superficie para inspeccionarla bien; pero de forma que evite la detección por radar. Si mis teorías son correctas y localizo el escondite de Dasce, iré al extremo más alejado del planeta y tomaré tierra a ras del suelo tan cerca de ese criminal como sea posible. Entonces tomaré el pequeño aparato volador auxiliar y haré lo que tenga que hacer. Ustedes sólo tienen que esperar mi regreso y luego continuaremos hacia el planeta de Teehalt. Sé que puedo contar con su cooperación; porque, por supuesto, me llevaré el archivo del monitor y lo esconderé en alguna parte antes de encararme con Hildemar Dasce. Como es lógico, voy a necesitar las armas que se hallan en el armario, y no veo que haya objeciones por parte de ustedes.
Ninguno habló. Gersen, mirando de uno a otro, estudió más intensamente que nunca a su sospechoso, divertido por dentro. Malagate debería hallarse frente a un espantoso dilema. Si se interfería y avisaba de algún modo a Dasce, Gersen podría ser asesinado y sus esperanzas de adquirir el mundo de Teehalt reducidas a cenizas.

Jack Vance ?El rey estelar?