lunes, febrero 16, 2004

Volver a empezar...

Diríase que he perdido el aliento
en un fatuo e inútil sueño;
diríase que he perdido el aliento
en una fiesta de tristeza sin fin.

He hablado de viajes, de momentos
gloriosos y fugaces, de risas,
tormentos y anhelos, he recorrido
el mundo en mi pensamiento y he
tratado de evadir la realidad
mediante la magia de una pluma y un papel.

He tratado de ser el mejor actor
en la función de mi trabajo, y aspiro
como todos, al aplauso del espectador,
al aplauso y reconocimiento del grande y
pequeño público que gira en mi rededor.

No lo he logrado, antes bien, críticas,
acusaciones, y he sufrido el rechazo, y en
ocasiones la aprobación momentánea y
en ninguna manera gratuita, menos duradera.

Mis mejores actuaciones las olvidan, y
las malas me las recuerdan continuamente,
si trato de escapar a la realidad, ésta
me oprime, haciéndome sentir cuán miserable soy.

No puedo modificar como quisiera
el mundo circundante, antes éste me
transforma y yo me tengo que adaptar.
Jamás he realizado un viaje,
mis alegrías han sido transitorias,
estoy cansado de existir.

Hoy quiero recomenzar,
volver a ser el que antes fuí.
Hoy quiero volver a llenarme
de ilusiones y deseos como
los que tuve un día, hoy
quiero que resuciten en mí
las ganas de vivir.

Volver a empezar...
volver al útero materno,
volver a ser niño y
tener la capacidad de
reconstruir el pasado
para modificar el futuro;
evitar las decisiones falsas
y las actitudes ofensivas.

Aunque fuera este sólo un sueño
valdría la pena revivirlo. Sé
que es imposible volver a la
niñez, pero no es ello indispensable
para reiniciar otra vez.

Hoy vuelvo a empezar;
no con inocencia, sino con conocimiento;
no con palabras correctas,
pero sí sabiendo cuando utilizarlas;
no con sueños imposibles,
más sí con aspiraciones justas;
este día no es el de otros años,
el pasado formó la experiencia. Sobre
ella se abre el nuevo día:
hoy empieza la nueva vida...

Rhein

Santa Ana, Sonora, verano de 1988.