lunes, febrero 27, 2006

La pantalla se apagó. Navarth, lleno de furia, frustración y resentimiento, deambuló por la Gran Nave, la avenida que se extiende desde la Plaza de las Beatitudes hasta el Templo de la Espinilla. Hastiado de encontrar peregrinos se refugió en un salón de té, donde se tomó cuatro tazas de un té muy fuerte antes de serenarse lo bastante como para pensar.
¿Qué era, en esencia, lo que esperaba Viole Falushe?, se preguntó Navarth. Tenía un interés romántico en la chica, la quería influida, precondicionada, receptiva. Navarth no pudo reprimir una histérica carcajada de regocijo, que provocó sorprendidas miradas de los demás clientes, la mayoría peregrinos vestidos de negro.
Viole Falushe quería que concienciara a la chica del gran honor que le aguardaba; la quería precondicionada, predispuesta, ansiosa ya... Los peregrinos, recién llegados de las ceremonias del tempo, le miraban con suspicacia. Navarth se puso en pie y salió del salón de té. Ya no había motivos para permanecer en Edmonton. Tan pronto como fuera posible volvería con la joven a Rolingshaven.
Mencionó un par de veces a Viole Falushe en tono peyorativo, en otras tantas conversaciones con la muchacha. Había llegado a pensar que estaba predestinada. En una de tales ocasiones la chica salió corriendo y desapareció durante varios días. Esto tuvo lugar, por fortuna, inmediatamente antes de una de las visitas de Viole Falushe a la Tierra. Cuando telefoneó a Navarth y le exigió ver a la chica, Navarth se vio obligado a decir la verdad. Viole Falushe habló con voz dulce:
-Es mejor que la encuentres, Navarth.
Pero Navarth no lo hizo hasta estar seguro de que Viole Falushe había partido de la Tierra.
En este punto, Gersen pidió una aclaración.
-¿En qué basaba su seguridad?
Navarth intentó evadir la pregunta, pero al fin admitió que Viole Falushe tenía un número de videófono secreto en el que podía ser localizado.
-¿Podría llamarla ahora?
-Sí, sí, por supuesto. Si tuviera ganas de hacerlo, que no es el caso.
Continuó su relato, pero con más precauciones, moviendo las manos y mirando a todas partes excepto a Gersen.
Daba la impresión de que Navarth había intuido que Gersen podría ser utilizado como un arma contra Viole Falushe (aunque no lo explicitó). Con extrema cautela, sin extralimitarse, siempre permaneciendo en la retaguardia, Navarth trataba de planear la destrucción de Viole Falushe. Los acontecimientos, sin embargo, se habían precipitado.

Jack Vance "El palacio del amor"

viernes, febrero 24, 2006

La pantalla se apagó. Navarth examinó a la niña. Ya se parecía a Jheral... ¿Qué hacer? Sus sentimientos eran confusos. No podía considerarla ni una hija ni una especie de materialización de su antiguo amor. Supo que siempre existiría en sus relaciones una ambigüedad, pues Navarth era incapaz de amar impersonalmente; necesitaba establecer un nexo de unión con el objeto de su amor.
Navarth ejemplificó sus impulsos contradictorios con la descripción de sus relaciones con la chica. La alimentó y le dio un hogar, pero de una forma casi casual, intermitente. La muchacha adquirió pronto independencia. Se hizo introvertida y poco comunicativa; no tenía amigos y en seguida dejó de hacer preguntas.
A medida que iba madurando aumentaba su increíble parecido con Jheral Tinzy. Era Jheral Tinzy en persona, y su presencia atormentaba a Navarth con los recuerdos del pasado.
Pasaron doce años sin que Viole Falushe cumpliera lo prometido, si bien Navarth no confiaba en que hubiera olvidado. Se obsesionó con la idea de que, el día menos pensado, Viole Falushe llegaría y le arrebataría a la chica. A veces trataba de explicar a la muchacha el peligro que representaba Viole Falushe, pero estos intentos de aproximación dependían de su estado de ánimo, y nunca estaba seguro de si la joven le había comprendido. Intentó recluirla, tarea difícil a causa de las costumbres impredecibles de la joven, y se la llevó a los rincones más remotos de la Tierra.
Cuando la muchacha cumplió dieciséis años vivían en Edmonton, Canadá, destino de miles de peregrinos que acudían a escalar la Espinilla Sagrada. Navarth pensó que pasarían inadvertidos entre los interminables festivales, procesiones y ritos sacerdotales.
Pero Navarth se equivocaba. Viole Falushe descubrió su escondite. Una noche la telepantalla se iluminó para mostrar una figura alta recortada contra un fondo azul que oscurecía sus rasgos... Navarth, a pesar de todo, reconoció a Viole Falushe y, sin la menor esperanza, ordenó a la pantalla que se aclarara.
-Bien, Navarth -dijo Viole Falushe-, ¿qué haces en la Ciudad Santa? ¿Vives casi a la sombra de la Espinilla porque te has vuelto un devoto de Kalzibah?
-Estudio -murmuró Navarth-. De la perseverancia en el celo extraigo la fuerza de la resolución.
-¿Cómo está la chica? Me refiero a Jheral. Confío en que se encuentre bien.
-Ayer por la tarde se hallaba en excelentes condiciones. No la he visto desde entonces.
Viole Falushe miró fijamente a Navarth; lo único que daba dimensión a su silueta era el brillo de sus ojos.
-¿Es virgen?
-¿Cómo puedo saberlo? No puedo vigilarla día y noche. En cualquier caso, ¿por qué te interesa?
La mirada de Viole Falushe aumentó de intensidad.
-Me interesa y mucho, hasta un punto que no puedes ni imaginar.

Jack Vance "El Palacio del Amor"

jueves, febrero 23, 2006

Vogel se mostró extremadamente amistoso con Navarth.
-Lo pasado, pasado está. ¿Jheral Tinzy? No quiero nada de ella. Te pertenece; luego está mancillada. Soy exigente a este respecto. No tomo ninguna mujer que otro hombre haya utilizado. Tranquilízate, nunca sabrá nada de mi amor hacia ella... Debería haber esperado. Sí. Debería haber esperado. Porque tendría que haber supuesto que yo volvería... Pero mi amor por Jheral Tinzy se ha desvanecido.
Navarth se tranquilizó un poco. Sacó una botella. Se sentaron en el jardín, comieron naranjas, bebieron ouzo. Navarth se emborrachó y cayó dormido. Cuando despertó, Vogel Filschner se había marchado. Jheral Tinzy también.
Vogel regresó al día siguiente. Navarth estaba furioso.
-¿Dónde está ella? ¿Qué le has hecho?
-Se encuentra sana y salva.
-¿Y tus promesas? Me dijiste que ya no la amabas.
-Es verdad. Mantendré mi promesa. Jheral no tendrá mi amor, ni el de ningún otro hombre. ¿Sobrestimaste mis emociones, poeta? El amor puede convertirse en odio en una fracción de segundo. Jheral servirá, y servirá bien. No satisfará mi deseo de amor, pero saciará mi odio.
Navarth se arrojó sobre Vogel Filschner, pero éste saltó sobre el muro y Navarth se quedó solo.
Nueve años más tarde, Viole Falushe llamó por videófono a Navarth, pero ocultando el rostro. Navarth sólo escuchó su voz. Navarth le pidió que Jheral Tinzy volviera, a lo que Viole Falushe accedió. A los dos días una niña de tres años le fue entregada a Navarth. Viole Falushe llamó otra vez.
-He cumplido mi promesa. Has recuperado a Jheral Tinzy.
-¿Es su hija?
-Es Jheral Tinzy; no necesitas saber más. La dejo a tu cargo. Cuídala, aliméntala, vigílala y encárgate de que permanezca intocada... porque un día volveré a buscarla.

Jack Vance "El Palacio del Amor"

miércoles, febrero 22, 2006

Navarth se llevó las manos a la cabeza.
-¡Nos matará a todos! ¡Nos ahogará en vómitos de perro!
-El artículo parece objetivo y juicioso -dijo Gersen-. No puede ofenderse ante los hechos.
Navarth volvió a leerlo y cayó en un paroxismo de aflicción.
-¡Lo ha firmado con mi nombre! ¡Nunca escribí algo así!
-Todo es verdad.
-¡Más a mi favor! ¿Cuándo se pondrá a la venta?
-Dentro de una o dos semanas.
-Han sido unos días terribles. ¿No le despierto la menor compasión?
-Usted planeó matarme -rió Gersen-. Usted sabía que Viole Falushe querría seducir a Drusilla Wayles, o Zan Zu, como se llame. Usted sabía que yo no lo permitiría. Ian Kelly pagó con su vida en mi lugar.
-No, no, se equivoca. ¡Yo esperaba que usted matara a Viole Falushe!
-Usted es un canalla de la peor especie. ¿Qué le iba a pasar a Drusilla? ¿Se le ocurrió pensarlo?
-Yo no pienso. No puedo permitirme la menor cavilación. Si abandonara por un instante la líne que divide mis dos cerebros...
-Dígame lo que sepa.
-Tendré que retroceder de nuevo hasta Vogel Filschner -Navarth obedeció a regañadientes-. Cuando capturó al coro femenino, Jheral Tinzy escapó. Eso ya lo sabe. Pero ella era la culpable del crimen y los padres de las demás chicas la acusaron. Una situación muy dura. Hubo amenazas, insultos en público...
Navarth se encontraba en un aprieto similar. Un día le propuso a Jheral Tinzy que huyeran juntos. Jheral, amargada y desilusionada, lo aceptó como un mal menor. Fueron a Corfu, donde pasaron tres años. El amor de Navarth por Jheral aumentaba día tras día.
Un terrible día Vogel Filschner apareció en la puerta de su chalet. Quedaba poco del antiguo Vogel, aunque sus rasgos fueran idénticos. Caminaba más erguido, pero lo más sorprendente era su nueva personalidad. Había adquirido dureza, seguridad y firmeza; sus ojos brillaban, la voz no le temblaba. La maldad le sentaba bien.

Jack Vance "El palacio del amor"

martes, febrero 21, 2006

Artículo de Cosmópolis: "VIOLE FALUSHE. PARTE I: EL MUCHACHO", por Navarth:

"Viole Falushe es tan famoso por su Palacio del Amor como por la fantástica
magnitud de sus crímenes. Viole Falushe, el Príncipe Demonio. ¿Quién es, qué es?
Yo, de entre todos los seres vivos, soy tal vez el más indicado para juzgar sus
motivos y analizar sus actos. Poco sé del hombre en el que se ha convertido. No
le reconocería si se cruzara conmigo por la calle. Pero os diré esto: partiendo
de mi conocimiento de Viole Falushe cuando era joven, creo que el concepto
popular de Viole Falushe (o sea, un hombre elegante, alegre y romántico) no se
sostiene. La idea es, de hecho, sorprendentemente ridícula."
"Cuando conocí a
Viole Falushe tenía catorce años. Su nombre era Vogel Filschner. Si el hombre se
parece al muchacho, sus celebradas hazañas amorosas sólo pueden haberse
producido mediante la violencia o las drogas. Como sabe todo el mundo, estoy muy
orgulloso de mi reputación de hombre sincero, y por ello me entrevisté con todas
las mujeres que conocieron en su juventud a Viole Falushe. Omitiré los nombres
por razones obvias. Comentarios elocuentes:
-Un chico obsesionado por toda
clase de obscenidades.
-Vogel era muy repelente, a pesar de que había chicos
en la clase mucho más feos que él. Le conocí durante cuatro años y nunca
aprendió a sobrellevar sus penas.
-Nunca pude soportar la cercanía de Vogel.
Olía mal, como si nunca se cambiara de ropa interior o de calcetines. Estoy
segura de que nunca se lavaba las manos y de que, muy posiblemente, jamás se
bañaba.
-¡Vogel Filschner! Supongo que no toda la culpa era suya. Debió de
influir su madre en el comportamiento del chico. Tenía costumbres desagradables,
tales como hurgarse la nariz y hacer burillas, hacer ruidos extraños con la
garganta y, sobre todo, oler mal.
"He reproducido algunas opiniones
representativas; de hecho, las más caritativas. Antes que nada soy un hombre
juicioso y objetivo, de modo que no he querido presentar las anécdotas más
extravagantes.
"Déjenme que les describa a Vogel Filschner como le conocí.
Era alto, de piernas largas y delgadas y un estómago demasiado abultado, como
una araña. Para completar esta impresión añadiré que tenía las mejillas
redondeadas y una enorme nariz rosada. En su favor debo decir que admiraba mi
poesía, aunque ya pensaba entonces que Vogel Filschner desfiguraba mis teorías
hasta hacerlas irreconocibles. Yo predicaba el engrandecimiento de la
existencia; Vogel quería que aprobara su crueldad sin límites.
"La primera
vez que Vogel Filschner se acercó a mí fue en ocasión de mi celebrado
contratiempo con lady Amelie Pallemont-Dalhouse, relacionado con mi patrocinio
de su hija Earline que, por cierto, constituye por sí solo un episodio notable.
En cualquier caso, Vogel apareció una mañana con unos versos insufribles que
había escrito. Daba la impresión de que había perdido el juicio a causa del amor
que sentía por una muchacha; no hará falta especificar que la doncella estaba
lejos de suspirar por sus cumplidos..."

El artículo continúa durante varias páginas.

Jack Vance "El palacio del amor"

sábado, febrero 18, 2006

El 3 de octubre, Navarth pagó 50,000 UCL al barón Caspar Heaulmes en concepto de daños y perjuicios y fue dejado en libertad sin cargos, al igual que el resto de los invitados.
Gersen se encontró con Navarth en la alameda que había frente al Palacio de Justicia.
-¿Qué quiere de mí ahora? ¿Otra prueba de virtuosismo? Le advierto que no me dejaré manipular por segunda vez.
-Me he enterado de que un tal Ian Kelly fue asesinado ayer.
-Ian Kelly tuvo la desgracia de parecerse demasiado a usted en estatura y porte. -Navarth meneó la cabeza con tristeza-. Ay, ese Vogel. Aborrece la frustración tanto como un aguijón de abeja.
-Hay veinte nombres en la lista del artículo periodístico. ¿Cuál es el de Zan Zu?
-Elija el que quiera. Tanto da uno como otro.
-Leo aquí "Drusilla Wayles, dieciocho años". ¿Es ella?
-¡Kalzibah misericordioso! ¿Por qué ha de tener un nombre? ¡Un nombre es una carga! Algo que vincula a un conjunto de circunstancias incontroladas. ¡No tener nombre es ser libre! ¿Es usted tan terco que no puede imaginar una persona sin nombre? Ella es la que los demás eligen que sea.
-Es extraño. Se parece sorprendentemente a la Jheral Tinzy de hace treinta años.
Navarth se enderezó en la silla como alcanzado por un rayo.
-¿Cómo lo sabe?
-No he perdido el tiempo. He escrito esto, por ejemplo.
Gersen sacó un falso número de Cosmópolis. El rostro del joven Vogel Filschner ocupaba la portada, sobreimpuesto sobre el contorno de una figura alta, gris y ominosa. El pie rezaba: "El joven Viole Falushe; Mis recuerdos de Vogel Filschner, por Navarth".
Navarth le arrebató la falsificación y leyó el artículo de un tirón.

Jack Vance "El palacio del amor"

viernes, febrero 17, 2006

Del Mundus, de Rolingshaven:

Rolingshaven, 2 de octubre: Ian Kelly, de 32 años, vecino de Londres,
fue víctima anoche de un inexplicable ataque, al ser asaltado y muerto a golpes
en la Bisgasse. No hay pistas sobre la identidad de su asaltante ni de los
motivos del crimen. Kelly saltó a las portadas dos días antes, como
participante en la famosa fiesta que el poeta Navarth celebró en las posesiones
del barón Caspar Heaulmes. La policía trabaja en la teoría de que ambos
hechos están relacionados.

Jack Vance "El palacio del amor"

jueves, febrero 16, 2006

Del Mundus, de Rolingshaven:


"Kusiness, 30 de septiembre: Dos agentes de la gendarmería local fueron
asesinados esta tarde por uno de los invitados a una misteriosa orgía celebrada
en las posesiones del barón Caspar Heaulmes, en Kussines. En la confusión que
siguió a los acontecimientos, el asesino consiguió escapar y se cree que se
oculta en los bosques adyacentes. Su nombre aún no se ha hecho público.
El anfitrión y cabecilla de la bacanal era el famoso poeta y librepensador Navarth,
que desde hace mucho tiempo deleita a los ciudadanos de Rolingshaven con sus
travesuras..."

El artículo describe a continuación las circunstancias de los asesinatos. Se incluye una relación de las personas detenidas.

Jack Vance "El palacio del amor"

miércoles, febrero 15, 2006

Gersen, que estaba algo apartado, había contemplado el desarrollo de los acontecimientos con sumo interés, sin perder de vista los movimientos de los Candidatos Números 1, 2 y 3. Quienquiera que fuese Viole Falushe (y el Candidato Número 2 es el que tenía mayores posibilidades) sudaría de angustia en estos momentos: en cuanto le arrestaran y llevaran a juicio se descubriría su identidad.
El Candidato Número 1 se mostraba abatido y disgustado; el Candidato Número 2 evaluaba la situación cuidadosamente sin dejar de mirar a uno y otro lado; el Candidato Número 3 parecía desinteresarse del asunto, incluso divertirse a ratos.
El teniente detuvo a Navarth y le acusó de violar la propiedad privada, robo, ofensas contra la moral pública y resistencia a la autoridad, puesto que había intentado asestar una patada al barón Heaulmes. Los gendarmes empezaron a conducir a los invitados a dos furgones celulares que habían descendido sobre el prado. El Candidato Número 2 fue apartándose del resto del grupo y, aprovechando la resistencia enconada de Navarth, se deslizó tras un árbol. Gersen gritó; dos gendarmes inspeccionaron los alrededores y se lanzaron en la dirección que había tomado el Candidato Número 2. Éste corrió entre los árboles; cuando los gendarmes salieron en su persecución, hubo un súbito destello de radiación y dos hombres cayeron muertos. El Candidato Número 2 se internó en la espesura y se perdió de vista. Gersen intentó darle caza, pero se detuvo a cien metros por temor a una emboscada.
Se despojó de la máscara, corrió hacia el aparador y recuperó su capa. La batea le trasladó al otro lado del lago, en las afueras de Kussines.
Cinco minutos después llegaba a su coche aéreo y despegó. Planeó durante un buen rato, investigando el espacio circundante. Si el Candidato Número 2 había utilizado un transporte aéreo se hallaría en su misma situación. Y también se dirigirían al lugar de los hechos patrullas de la policía. No sería difícil localizar a un hombre vestido de arlequín; cuanto antes se fuera, mejor. Gersen regresó a toda prisa a Rolingshaven.

Jack Vance "El palacio del amor"

martes, febrero 14, 2006

Gersen escudriñó el grupo. El Candidato Número 2 les observaba desde lejos. Los Candidatos Números 1 y 3 parecían estar distraídos. La pareja se internó entre los árboles. Gersen le pasó la mano alrededor de la cintura y ella suspiró.
El Candidato Número 2 se encogió de hombros y, como si este gesto hubiera hecho ceder su autodominio, se abalanzó sobre Gersen a grandes y silenciosas zancadas. En la mano empuñaba una pequeña arma. Detras (Gersen lo vio todo en una fracción de segundo) se erguía Navarth, observando la escena con una curiosa postura que reflejaba por igual vergüenza y regocijo.
Gersen empujó a Zan Zu al suelo y se refugió detrás de un árbol. El Candidato Número 2 se detuvo. Se volvió hacia Zan Zu y, ante el asombro de Gersen, apuntó su arma contra la joven. Gersen saltó desde el árbol y golpeó el brazo del hombre; el arma se disparó y un chorro de energía quemó la tierra. Los dos enemigos se estudiaron, los ojos brillantes de odio... Un pitido agudo. Un retumbar de pies procedentes del bosque. Una docena o más de gendarmes hicieron acto de presencia. Al frente marchaban un teniente con un casco dorado y un furioso anciano vestido de gris.
-¿Qué significa esta intrusión? -se adelantó Navarth con arrogancia.
El anciano, bajo y obeso, fue hacia él agitando el puño.
-¿Qué demonios hacen aquí, violando mis propiedades? ¡Mequetrefes! Y todas esas chicas desnudas... ¡un absoluto escándalo!
-¿Quién es este viejo bribón? -preguntó Navarth con voz severa al teniente-. ¿Con qué derecho irrumpe en una fiesta privada?
El viejo, que había continuado avanzando, divisó el pabellón y palideció.
-¡Mirad! -susurró con voz estrangulada-. ¡Mis inapreciables sedas de Sikkim! Destrozadas por estos bandidos para revolcarse en ellas. Y mis sillas, ¡oh, mis preciosas Bahadurs! ¿Qué más habréis saqueado?
-¡Tonterías! -rugió Navarth-. He alquilado el pabellón y los muebles. Su propietario es el barón Caspar Heaulmes, que se halla en un sanatorio por motivos de salud.
-¡Yo soy el barón Caspar Heaulmes! -gritó el anciano-. No conozco su nombre, señor, ni el rostro que se oculta detrás de esa ridícula máscara, pero intuyo que es usted un canalla. Teniente, cumpla su misión. Échelos de aquí. ¡Insisto en que se lleve a cabo una profunda investigación!
Navarth levantó las manos en el aire y discutió el caso desde una docena de puntos de vista, pero el teniente fue inexorable.
-Temo que he de detenerlos a todos. El barón Heaulmes ha puesto una denuncia formal.

Jack Vance "El palacio del amor"

lunes, febrero 13, 2006

-Tal vez lo más correcto sería interrogar al mismo Navarth sobre sus motivos -sugirió el Candidato Número 2.
-Creo que no. Navarth se sentiría confundido. Predica una falacia. Parece que fomente relaciones íntimas entre disfraces que andan. ¿Es esto posible? Lo dudo. Desde luego que no en el nivel de intensidad que a Navarth le gustaría.
-Entiendo, entiendo -dijo el Candidato Número 2-. Ahora sea buen chico y déjenos en paz. La joven y yo manteníamos una conversación privada.
-Le ruego que acepte mis excusas por interrumpirles. Pero la joven y yo habíamos planeado ir a recoger flores en el prado.
-Se equivoca. Un error disculpable desde el momento en que todo el mundo va vestido de arlequín.
-Si se ha producido un error no puedo menos que felicitarme, pues estoy encantado con esta deliciosa muchacha. Sea tan amable de disculparnos.
-Realmente, querido amigo, sus chistes carecen de toda gracia. ¿No ve que nos está molestando?
-Yo diría que no. En una fiesta de esta clase, en que los nervios se hallan a flor de piel, en que cualquier experiencia puede tener lugar, y por la que se pasea la muerte, conviene ser sabio y flexible. Fíjese en aquella mujer. Parece muy locuaz y preparada para discutir de todas las materias que incluye en su repertorio. ¿Por qué no se reúne con ella y charlan un rato?
-Creo que es a usted a quién desea -contestó el Candidato Número 2 con brusquedad-. Lárguese.
-Parece que tendrás que ser tú quién decida -dijo Gersen a Zan Zu-. ¿Conversación o flores?
Zan Zu titubeó, mirando alternativamente a uno y otro. El Candidato Número 2 clavó en ella sus ojos de fulgurante intensidad.
-Elige, si es que vale la pena decidir entre este patán y yo. Elige... pero elige con cuidado.
-Vamos a coger flores -pidió Zan Zu a Gersen.
El Candidato Número 2 parpadeó, buscó a Navarth con la mirada como para rogarle que intercediera, pero luego lo pensó mejor y se alejó.
-¿De verdad que quieres ir a coger flores? -preguntó Zan Zu.
-¿Sabes quién soy?
-Por supuesto.
-No quiero ir a coger flores, a menos que me lo pidas.
-Oh... Entonces, ¿qué quieres de mí?
-No lo sé muy bien.
Zan Zu le tomó del brazo.
-Pues vamos a coger flores y quizá lo averigüemos.

Jack Vance "El Palacio del Amor"

domingo, febrero 12, 2006

-Actuaremos con sutilidad. Sea tan amable de reunir a sus invitados en el pabellón.
-¡No, no! -graznó Navarth-. Es imposible. Hay una manera más sencilla. Observe a la chica. Él irá a su encuentro, y entonces usted sabrá quién es.
-Podrían abordarla media docena...
-Pues reclámela para sí. Sólo un hombre se la disputará.
-¿Y si nadie lo hace?
Navarth se cruzó de brazos.
-¿Qué puede perder?
Ambos contemplaron a la chica.
-Sí, ¿qué puedo perder? ¿Cuál es su relación con usted?
-Es la hija de un viejo amigo -declaró Navarth con zalamería-. Es, en efecto, mi pupila. Me ha costado mucho educarla y conducirla con éxito hasta la madurez.
-Y una vez conseguido su propósito, ¿se dedica a ofrecerla al primero que pasa?
-Esta conversación me hastía. Mire. ¡Un hombre se acerca a la chica!
Gersen se dio media vuelta. El Candidato Número 2 estaba frente a Zan Zu y le hablaba con evidente apasionamiento. Zan Zu escuchaba educadamente. Gersen experimentó una súbita emoción, como había ocurrido en el Café de la Armonía Celestial. ¿Deseo? ¿Celos? ¿Instinto de protección? Fuera cual fuese la emoción, le impulsó a avanzar y unirse a los dos.
-¿Lo está pasando bien? -preguntó Gersen son fingida camaradería-. Un día maravilloso para este acontecimiento. Navarth es un magnífico anfitrión, pero no se ha preocupado de presentarnos. ¿Cómo se llama?
-No cabe duda de que Navarth tiene buenas razones para proceder así -respondió el Candidato Número 2 con afabilidad-. Es mejor que no divulguemos nuestras identidades.
-Muy sensato- dijo Gersen, y preguntó a Zan Zu-. ¿Cuál es tu opinión?
-No tengo identidad que revelar.

Jack Vance "El palacio del amor"

jueves, febrero 09, 2006

Gersen se notaba inquieto. Las circunstancias escapaban a su control. La fiesta le desconcertaba. ¿Era otro de los trucos de Navarth? Si Viole Falushe se erguía ante él y le descubría su identidad, Gersen sería incapaz de reaccionar. La bruma otoñal invadía el paisaje; el vino reactivaba sus sentimientos más recónditos. Jamás podría derramar sangre sobre aquellas sedas doradas, ni siquiera sobre la alfombra de hojas amarillentas.
Gersen se recostó en la silla, disgustado y divertido a la vez. De acuerdo, por el momento seguiría sentado y reflexionaría. Algunos de los otros invitados estaban conmovidos. Quizá las divagaciones de Navarth acerca de la muerte les había aterrorizado, pues se movían con cautela. Gersen se preguntó a quién se habría referido en concreto Navarth... Las muchachas se movían entre sillas con parsimonia y servían vino. Cuando una de ellas se inclinó sobre Gersen, éste olió el perfume de la rosa amarilla; la chica le sonrió y se dirigió al siguiente invitado.
Gersen bebió y se retrepó en su silla. A pesar de su estado de ánimo, aún era capaz de reflexionar. Algunos de los invitados se habían puesto en pie y charlaban entre sí. El Candidato Número 1 meditaba con semblante de tristeza. El Candidato Número 2 miraba fijamente a Zan Zu. El Candidato Número 3, al igual que Gersen, remoloneaba en su silla. Los Candidatos Números 4 y 5 participaban en la conversación general.
Gersen contempló a Navarth. ¿Qué ocurriría a continuación? Los planes de Navarth contemplarían un sinfín de posibilidades. Gersen le llamó y Navarth intentó fingir que no le oía.
-¿Está aquí Viole Falushe?
-¡Otra vez! -exclamó Navarth- ¡Es usted un monomaníaco!
-Ya me lo han dicho otras veces. Bien, ¿está aquí?
-He invitado a veintidós personas, incluido yo. Viole Falushe está aquí.
-¿Quién es?
-No lo sé.
-¿Cómo? ¿No lo sabe? -Gersen se enderezó en la silla, irritado por el doble juego de Navarth-. Dejemos las cosas claras, Navarth: yo le entregué un millón de UCL, con ciertas condiciones.
-Que yo he cumplido. La pura verdad es que ignoro el aspecto normal de Viole Falushe. Le conocí como Vogel Filschner. Viole Falushe ha alterado sus rasgos y su carácter. Hay tres o cuatro que podrían ser él. Hasta que no desenmascare al grupo, eche a los que conozco y sólo quede uno, no le podré entregar a Viole Falushe.
-Muy bien, así lo haremos.
-Mi vida podría abandonar mi cuerpo de variadas formas. Me opongo a este plan. Soy un poeta loco, no un idiota.

Jack Vance "El palacio del amor"